El mismo.
Yo tengo envidia, claro. Mucha. Vivo sin vivir en mí de la envidia que me invade.
Tal vez vosotros podáis estar un poco de nerviosos porque os han obligado a firmar un contrato plagado de cláusulas abusivas, entregar un buen dinero sin tener licencia siquiera, unas zonas comunes diseñadas por un arquitecto de medio pelo, ..., y encima al que ha preguntado de más, le han invitado a irse.
Muerto de envidia estoy de no haber pagado dinero a la camorra a cambio de humo.