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La ´suerte´ de la Dehesa Vieja
Gran Barajas. El cambio de las rutas ha perjudicado a vecinos que viven en las cercanías de la A-1, pero también ha revalorizado los pisos de un nuevo desarrollo de San Sebastián de los Reyes que además no tendrá que soportar tanto ruido
PEDRO BLASCO
Unos no duermen. Otros duermen más tranquilos. Ése podría ser un resumen de lo que ha supuesto el cambio de la huella acústica de Barajas desde el pasado 7 de julio de 2005 para los vecinos de la A-1, cercanos al Gran Barajas.
Hace algunos años el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, en poder de los socialistas, formó un consorcio público con la Comunidad de Madrid (PP) para desarrollar la Dehesa Vieja, una zona donde se están construyendo 5.500 viviendas, de las que un 50% tiene protección oficial.
Todas las personas que compraron antes de que se cambiara la huella acústica cuando firmaban sus escrituras debían reconocer en las mismas que sus casas se encontraban dentro de una zona con servidumbres aeronáuticas. Esta salvedad se hacía para evitar posteriores reclamaciones.
Fuentes de las organizaciones vecinales contrarias al cambio de las rutas dijeron a este periódico que las inmobiliarias que han construido en los terrenos libres han hecho un buen negocio.«Compraron el suelo a un precio con servidumbre aeronáutica.Tras el cambio de las rutas, la nueva huella sonora no afecta apenas a este nuevo desarrollo por lo que los pisos se han revalorizado mucho más que el resto de las viviendas de Madrid gracias a la variación», añadió.
Un portavoz del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes negó radicalmente que se hubiera producido ningún tipo de especulación en este desarrollo.
Prueba de que la demanda se ha dado cuenta de que Dehesa Vieja es una buena inversión son los precios. Ayer, el último piso de cuatro habitaciones (160 metros cuadrados) que tenía la inmobiliaria Reyal en la Dehesa se vendía a 543.000 euros (99 millones de pesetas). Las viviendas de dos y tres habitaciones se habían acabado hace tiempo. Otras fuentes indicaron que un piso de 120 metros cuadrados en el mercado libre cuesta el equivalente a 80 millones de las antiguas pesetas. «El cambio de las rutas ha beneficiado a mucha gente, incluidos a los propietarios que compraron antes de que se cambiara la huella y que no sabían que se iban a variar las rutas», añadía esta fuente.
Los nuevos vecinos verán los aviones cerca, pero no los escucharán tanto como sus vecinos de La Granjilla o Ciudad de Santo Domingo los más afectados, que acusan a los respectivos ayuntamientos de pelear poco por ellos.
Manuel Angel Fernández Mateo, portavoz del PP en San Sebastián de los Reyes, criticó que el alcalde de la localidad haya acudido pocas veces a la Comisión de Seguimiento de la Ampliación de Barajas y haya enviado a sus concejales de Urbanismo o Medio Ambiente. Este concejal añade que el Gobierno municipal tampoco se ha distinguido por su lucha contra el ruido de los aviones en las urbanizaciones que están en su término municipal.
El director general de Aeropuertos Españoles, Javier Marín, ha mantenido en sus últimas comparecencias públicas que la organización que él dirige es radicalmente cumplidora de la declaración de impacto ambiental y es sensible al cumplimiento escrupuloso de la misma. No van a entrar en ningún debate fuera de los órganos que tienen establecidos como son la Comisión de Seguimiento (CSAM), en la que están los ayuntamientos y el resto de administraciones.
Los vecinos de las urbanizaciones afectados por los ruidos se han organizado de manera casi profesional y se han convertido casi en expertos aeronáuticos, gracias a la colaboración de muchos pilotos que viven en la zona.
Uno de los temas que más les llama la atención de las actas de la comisión de la CSAM es «la discusión de temas más cercanos al urbanismo que a los ruidos», afirma uno de los afectados.«Se han ocupado más de dónde pueden construir que de los ruidos de los aviones que molestan a los vecinos», añadieron.
Gran parte de los afectados indican que los ayuntamientos han preferido que las nuevas rutas de Aena molestaran a las urbanizaciones antes que a los que viven en el casco urbano, más propensos a votar a los actuales ayuntamientos socialistas.
En Aena mantienen que las decisiones siempre han sido técnicas y no ha habido otros elementos para decidir.