Pueblo de Cuba ;
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Cubanos y chilenos:
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Levanto mi voz con profunda emoción en esta plaza donde tradicionalmente se reúne el pueblo para escuchar la palabra de Fidel y de los dirigentes de la revolución.
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Vine, por vez primera, en enero de 1959 y prácticamente todos los años, hasta 1968, concurrí a Cuba para estar junto a su pueblo y ver cómo se afianzaba su conciencia revolucionaria, cómo los conductores de la revolución y cómo Fidel Castro daban el ejemplo de una voluntad creadora para derrotar al imperialismo y hablar el lenguaje de solidaridad a través del mundo.
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Creo que tengo derecho, y me honro al hacerlo, a decir que fui amigo del comandante Ernesto Che Guevara. Y guardo un ejemplar de su libro Guerra de guerrillas, que me dedicara fraterrisliísente. Y con su espíritu amplio, me decía allí con su letra dibujada por la fraternidad: «A Salvador Allende, que por otros medios busca lo mismo. Afectuosamente, Che».
... A veces está el hombre listo y no lo está su pueblo. A veces está listo el pueblo y no aparece el hombre.
Aquí, en Cuba, apareció el hombre, síntesis del pueblo: ¡Fidel Castro!
He vivido, junto a ustedes, acontecimientos que no podré olvidar: la hora del triunfo, en enero de 1959 ; llegué pocas horas después de Playa Girón, donde el pueblo cubano derrotara, aplastara, diera una lección de heroísmo al derrotar a los malos cubanos contrarrevolucionarios, agentes del imperialismo ; estuve en esta misma plaza en 1962, cuando se hiciera la Segunda Declaración de La Habana. Y dijo Fidel:
«Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados de América Latina, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia ... Porque esta gran humanidad ha dicho: ¡basta! y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia ...
... el ejemplo de un pueblo que señala al mundo una nueva moral, que dice a América Latina que hay un lenguaje nuevo en la ética revolucionaria, que pueblo y dirigentes conjugan.
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Si me preguntan qué está ocurriendo en este país, sinceramente les diría que en Chile está ocurriendo un proceso revolucionario. Y nosotros incluso a nuestra revolución la hemos llamado un proceso.
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Es muy difícil, dentro de los marcos de una democracia burguesa, impulsar un auténtico proceso revolucionario. Pero hemos avanzado y lo seguiremos haciendo. Y lo hacemos cumpliendo con nuestra conciencia, con el programa que levantamos frente al pueblo, y con la decisión de los que están abriendo el camino a una nueva sociedad y que empiezan a destruir el carcomido régimen capitalista para edificar el socialismo.
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Sentimos la violencia que quisieron desatar -hasta llevarnos a una posible guerra civil- los bastardos intereses de las empresas transnacionales como la ITT
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Fue el pueblo, fue la clase obrera, fueron las masas populares chilenas las que se movilizaron para defender su victoria. No la victoria de un hombre: la victoria esperada de un pueblo. Fue la lealtad ejemplar de las Fuerzas Armadas de mi patria, fuerzas profesionales respetuosas de la voluntad popular, las que aplastaron a la insolencia imperialista y a la propia reacción chilena.
Por eso -y como lo ha dicho Fidel- se lo hemos dicho muchas veces a nuestro pueblo: no queremos la violencia. Utilizamos el marco cerrado de una institucionalidad burguesa para defender el derecho de Chile a transformar las estructuras económicas y crear una nueva sociedad. Pero también les hemos advertido a los imperialistas -y por eso utilicé la tribuna de las Naciones Unidas, que es el foro internacional más importante- para señalar que no nos van a doblegar, que no nos van a impedir que construyamos por nuestra propia voluntad nuestro propio destino. Fui a acusar, ante la conciencia del mundo, las tenebrosas maquinaciones de las empresas transnacionales. Y he dicho allí y lo he dicho en Chile, que nosotros -que no queremos la violencia- a la contrarrevolución y a la violencia reaccionaria responderemos utilizando primero la ley, después utilizaremos la violencia revolucionaria.
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Cuando los pueblos sean Gobierno ; cuando las masas populares -y no será tarde--- adquieran la dimensión de su fuerza ; cuando el campesino sepa que le entrega el pan, y el minero la riqueza ; cuando la mujer de este continente se canse de llorar, reclamando alimento para sus hijos ; cuando América sienta el llamado de la historia, entonces hablaremos el lenguaje común, y entonces estará presente en la plenitud de sus derechos el pueblo revolucionario que con el machete en la mano desbrozó la maleza imperialista para levantar la caña fresca y dulce de la amistad latinoamerican.
¡Viva Cuba revolucionaria!
¡Vivan los pueblos latinoamericanos!
¡Vivan los jefes y el pueblo revolucionario!
¡Gracias, compañero y amigo, comandante de la esperanza latinoamericana, Fidel Castro!