Carta abierta a Alberto Ruiz Gallardón.
Señor alcalde:
Se ha propuesto usted llevar a cabo un ambicioso proyecto para
transformar radicalmente la fisonomía de la M-30. Nos promete alejar mediante túneles el tráfico de la superficie y devolver a los madrileños el espacio urbano que durante décadas nos ha arrebatado la autopista. Usted y sus concejales nos hablan de la ciudad del futuro, una ciudad verde, limpia, poco ruidosa, donde se pueda pasear tranquilamente por la ribera del Manzanares.
Pero, mientras en la M-30 su corporación prevé realizar desembolsos extraordinarios para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, en otras zonas de la ciudad se va a producir un gasto millonario que causará un gravísimo deterioro ambiental. Y entonces, ¿para qué servirá tanto esfuerzo económico, si mientras unos vecinos se liberan, al fin, del sufrimiento al que les somete la M-30, muchos otros pasarán a ser víctimas de la misma tortura diaria?
Me estoy refiriendo al proyecto del Ministerio de Fomento para ampliar la M-40, que duplicará la anchura de esta autopista en superficie, incluso en áreas urbanas consolidadas, y que arrasará tantas hectáreas de zonas verdes como tiene El Retiro. Miles de vecinos se encontrarán con una autopista bajo su ventana donde antes había un parque.
Hasta ahora, no hay constancia de su postura ante este proyecto. Y es urgente que se posicione, señor Gallardón. Porque, ¿qué sentido puede tener que, mientras usted construye en Madrid el urbanismo del futuro por un lado, Fomento lo destruya por otro? Es necesario que se manifieste cuanto antes sobre este proyecto. Y en este caso no valen medias tintas, la magnitud del proyecto de Álvarez Cascos exige que tome usted partido de forma activa, que sea usted quien lidere la oposición a su proyecto.
El derroche está en marcha, porque el proyecto de Fomento para la M-40 tiene un coste millonario y, aunque es evidente que modificarlo para evitar su impacto lo puede encarecer, mucho más costoso será corregirlo a posteriori. ¿Tenemos que esperar siempre a que, años después de hecho el mal, una sentencia determine que las cosas se debían haber hecho de otra manera? ¿Por qué no se pueden hacer bien desde el primer momento? ¿Por qué tenemos que condenarnos eternamente al parche y la chapuza?
Incluso el Defensor del Pueblo se ha pronunciado, reconociendo que en el entorno urbano de la M-40 actual se producen niveles de ruido que superan los límites legales, y que es responsabilidad de Fomento corregirlos. Aún más: toda obra de ampliación, mejora o modificación de la M-40, debe incluir como objetivo fundamental la corrección del impacto ambiental actual, que ya es muy grave. Es de sentido común, es lo que dice el Defensor del Pueblo, es lo que dicta la legislación, es lo que promete usted en la M-30. ¿Por qué no en la M-40? ¿Por qué un paso atrás tan grande?
Señor alcalde, lleve a cabo su proyecto de la M-30, pero si de verdad quiere usted una ciudad mejor para los madrileños, párele los pies a Álvarez Cascos en la M-40, porque si no sus esfuerzos por una ciudad mejor no servirán de nada. Si no, muchos millones de euros después, tras un gran despilfarro económico, el balance de su gestión será negativo: habremos perdido más calidad de vida en el cuarto cinturón de la que hayamos ganado en el tercero. ¿Es este el Madrid que quiere dejarnos, señor Gallardón?
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