¡¡Buena la hemos liado con el tema de Cuatro Vientos!!
La opiniones están muy encontradas, siendo todas ellas muy respetables, pero, con toda la humildad, creo que los argumentos no son todos iguales. Vaya por delante que soy un enamorado de los aviones, y que una de las cosas que pienso hacer es, mientras dure, disfrutar de ellos desde la terraza de mi casa, que los voy a poder observar en sus aterrizajes y despegues.
Pero una cosas son las aficiones y gustos y otra la realidades que influyen y determinan nuestra seguridad y calidad de vida. ¿Que los aviones molestan poco? Es posible, aunque quizás los helicópteros sí. De cualquier forma, ahora las viviendas están muy próximas al aeropuerto, hasta el punto de que las parcelas que están al sur de la UE 3, dedicadas una de ellas a equipamientos comerciales, otra a colegios y la otra a polideportivo, son las que más cerca van a estar de la zona de despegue y/o aterrizaje. A mí me podrán gustar mucho los aviones, pero no me satisface lo más mínimo que uno de ellos se pueda estrellar cuando yo o alguien de mi familia esté haciendo la compra, aprendiendo en el colegio o practicando deporte. Me temo que esto es una realidad objetiva y difícilmente podemos contraponer otro tipo de razones emocionales o históricas.
¿Que el aeropuerto estaba allí antes que las casas? Cierto, como también ha habido que desplazar a personas para la construcción de carreteras, hospitales, universidades, etc., que el progreso tiene sus costes. También la tuberculosis mataba al ser humano desde el origen de los tiempos, hasta que alguien decidió que algo se debía hacer. En fin..., que esos argumentos creo que nos llevan al absurdo.
Comprendo la postura de quien pueda estar trabajando ahora allí, y crea que si desplazan su centro de trabajo puede salir perjudicado. Si tal cosa sucediese veo mala solución, porque son intereses imposibles de conciliar.
Por otra parte, nadie está pidiendo el cierre del estupendo Museo del Aire, ni la expulsión de la Fundación Infante de Orleans. Cuatro Vientos es la cuna de la aviación española y merece que se conserve todo aquéllo que tiene relevancia histórica, técnica, social, etc.. Perfectamente es compatible el mantenimiento de estos fondos con un cierre progresivo del aeropuerto para la actividad comercial, financiando con parte de los terrenos el traslado de las instalaciones y empresas que ahora están allí. Se podría crear (creo que exite incluso alguna propuesta) una especie de parque temático dedicado a la aviación. Como podemos ver, las potencialidades son enormes y compatibles: mejora de la seguridad, mejora urbanística para el suroeste de Madrid, mejora de los equipamientos sociales y culturales...
Por ello, con todo el cariño: ¡SÍ AL CIERRE DE CUATRO VIENTOS!