Artículo de La Razón del pasado domingo
Los siete «puntos negros» de Barajas
El arroyo de la Vega, un depósito de combustible, la torre de control y las pistas cruzadas, entre las deficiencias detectadas
Ingenieros, pilotos y ecologistas reclaman al Ministerio de Fomento que se replantee la seguridad del aeródromo.
El accidente en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, en el que perdieron la vida 154 personas, ha hecho que muchas voces se pregunten cómo es posible que en un aeropuerto tan importante como éste, ampliado hace poco más de dos años, exista un cañón natural y un arroyo entre dos de las pistas de despegue. Ésta es sólo una de las preguntas que deberá responder la comisión de investigación y sobre las que deberá hacer alguna recomendación en su informe porque el siniestro ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de replantearse la seguridad del aeródromo madrileño. Esta opinión ha sido secundada por pilotos, ingenieros y asociaciones ecologistas que, además, advierten de que el arroyo es sólo uno de los muchos puntos negros que existen en el aeropuerto de Barajas.
Reflexión sobre la seguridad
Sobre la presencia del arroyo de la Vega entre las dos pistas de despegue, uno de los más contundentes ha sido José María Vázquez, presidente del sindicato de Pilotos (Sepla). Vázquez hizo un llamamiento a las autoridades que, según dijo, «deben pensar que siempre va a haber accidentes y que no siempre se producen en línea recta. Nos podemos desviar hacia alguno de los dos lados, como ha pasado en esta ocasión, y hay que tenerlo en cuenta».
En este sentido, Vázquez ofreció su versión sobre lo que pudo haber ocurrido en la T-4: «Todo parece indicar que el piloto logró posar el avión en el suelo, con las ruedas simétricas, y que intentó ponerlo en paralelo con la pista 18R para controlarlo. No pudo y cayó por el barranco. Si la zona estuviera allanada y el arroyo no hubiera estado ahí, el avión se habría frenado al romperse el tren de aterrizaje o por una avería. De haber sido así, no habríamos perdido tantas vidas».
La opinión de los pilotos sobre los problemas de la ampliación de Barajas han sido secundadas por ingenieros aeronáuticos y asociaciones medioambientales, que en los últimos años han levantado la voz para alertar de los peligros que encierra un aeropuerto tan complejo como el de Barajas, situado tan cerca de los núcleos urbanos.
Uno de estos ejemplos es el de Pedro Cerrato, ingeniero aeronáutico y empleado de Aena, que desde que se puso en marcha el polémico estudio sobre la ampliación del aeropuerto ha insistido en los peligros que encierra: «Los extremos de zonas de seguridad de las pistas de aterrizaje invaden las pistas de despegue, las zonas de espera para el despegue y, en el caso de la pista 18R, los depósitos de combustible, las terminales 1, 2 y 3 y el pueblo de Barajas».
Zonas peligrosas
El ingeniero aeronáutico concretó que «el área de protección y prolongación de la pista 18R, recomendada por la Universidad de Cranfield -en la que se basan las medidas de Barajas-, invaden los depósitos de combustible, ciertos barrios de Barajas y las terminales de pasajeros». Asimismo, alertó de que las pistas de aterrizaje no pueden usarse para despegues y, formalmente, tampoco para aterrizajes con riesgo de frustrarse, que en principio son todos».
Cerrato puso varios ejemplos de
lo que podría ocurrir en caso de un aterrizaje frustrado . «Una aeronave que cae sobre el suelo, podría colisionar con las aeronaves que esperan su turno para despegar, repletas de combustible, dando lugar a múltiples explosiones en cadena.
Si la aeronave logra remontar, podría colisionar con otras aeronaves que despegan del aeropuerto ».
En este punto, Vázquez apunta que
«Barajas es el único aeropuerto del mundo en el que las pistas se cruzan . Normalmente suelen ser paralelas o con 10 grados de diferencia entre ellas. En Barajas, el ángulo entre ellas supera los 35, lo que provoca que se tengan que tomar muchas más precauciones».
Esta situación ha sido denunciada en varias ocasiones por la Acima:
http://www.acima.es/, una asociación de protección al medio ambiente muy implicada en la defensa de la seguridad del aeródromo madrileño. Desde 2006, Acima ha presentado numerosas denuncias y recursos ante la Dirección General de Aviación Civil, los ministerios de Fomento, Defensa y Medio Ambiente, la Comunidad de Madrid sobre las irregularidades de Barajas. La última de ellas, el pasado mes de mayo ante la Agencia de Seguridad Aérea Europea. En la denuncia, presentada por la abogada María Ángeles López, se solicitaba la intervención del organismo comunitario «para remediar la situación de inseguridad de las operaciones de Barajas». «Esta materia es competencia de las autoridades españolas» fue la respuesta. Sin embargo, en España Fomento sigue sin poner en marcha la tan reclamada Agencia de Seguridad Aérea, que entrará en funcionamiento «próximamente, en este semestre», como declaró la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en su comparecencia en el Congreso del pasado viernes.
Invasión del espacio aéreo
Entre las irregularidades detectadas por López, está lo que se denominan «embudos» o espacios de seguridad para aterrizajes forzados en las pistas 33R y 33L, «son sistemáticamente invadidos por las aeronaves que despegan desde la 36R y 36L». Asimismo, «los aterrizajes de las pistas 33R y 33L y los de la 18R y 18L tienen riesgo de colisión con las aeronaves estacionadas que aguardar su turno para salir por las 36L, 36R 15R y 15L». Según la denuncia interpuesta ante el organismo europeo, Aena admite que existen estos riesgos de colisión, pero indica que las aeronaves que esperan para despegar «podrían desplazarse para evitar el impacto». Otras situaciones peligrosas puestas en conocimiento de las autoridades por parte de Acime son «el riesgo de colisión contra la torre de control de las operaciones frustradas de la pista 18R» y «el peligro de colisión entre aeronaves en el espacio aéreo debido a la configuración cruzada de las cuatro pistas».