*ANTE LA GRIPE A, PACIENCIA Y TRANQUILIDAD*
_Por Juan Gérvas_
Médico de Canencia de la Sierra, Garganta de los Montes y El Cuadrón
(Madrid). Profesor Honorario de Salud Pública en la Facultad de Medicina
de la Universidad Autónoma de Madrid, y Profesor Visitante de Atención
Primaria en Salud Internacional de la Escuela Nacional de Sanidad (Madrid)
En Buitrago de Lozoya (Madrid), a 12 de agosto de 2009.
*El problema*
La gripe es una enfermedad viral que se suele padecer durante el
invierno, en forma de epidemia (epidemia estacional) que afecta a gran
parte de la población. Como bien dice el refrán, “la gripe dura siete
días con tratamiento, y una semana sin él”. La gripe es enfermedad leve,
con fiebre y síntomas varios como dolor de cabeza y muscular, náuseas,
diarrea y malestar general, que obliga a guardar un par de días de
reposo. No conviene bajar la fiebre (ni en niños siquiera), y el
tratamiento es para el dolor y el malestar.
Pese a la levedad de la gripe, se puede demostrar que la mortalidad
aumenta en la población con dos picos anuales, uno en los días del
verano con el máximo de calor, y otro en los días del invierno con la
epidemia de gripe. Por ello se aconseja vacunar contra la gripe, aunque
se discute si esta vacunación es útil.
La epidemia de gripe A, que empezó en Méjico en 2009, es de menor
gravedad que la epidemia habitual. Es una gripe que se contagia muy
fácilmente, y por eso es una “pandemia”, porque puede llegar a afectar a
la mitad de la población. Pero la contagiosidad de la gripe A no dice
nada de su gravedad, y de hecho es menos grave que ninguna gripe previa.
Afecta a mucha gente, pero mata menos que la gripe de todos los años.
Las cifras son variables según la fuente de datos, pero por ejemplo, en
el Reino Unido ha habido cientos de miles de casos y sólo unas 30
muertes y en EEUU con un millón de casos sólo 302 muertos. En el
invierno austral (que coincide con el verano en España), en la Argentina
han muerto unas 350 personas y en Australia unas 77 personas. Con el
invierno austral casi finalizado, en el mundo entero ha habido hasta
ahora 1.735 muertos. Para ponerlo en situación, se calcula que en España
mueren durante un invierno “normal” por gripe estacional unas 1.500
personas.
Hemos tenido muchas pandemias, y la más letal, la “española” de 1918
mató sobre todo por neumonías bacterianas a los pobres (mal alimentados,
hacinados, con viviendas insalubres y mal protegidos del frío). En las
otras dos grandes pandemias, de 1957 y 1968 no hubo tal letalidad, entre
otras cosas por la existencia de los antibióticos para tratar las
neumonías bacterianas.
*¿Qué se puede hacer ante la gripe A?*
Cuando en 2005 la Organización Mundial de la Salud (OMS) pronosticó que
podrían morir de gripe aviar hasta siete millones de personas, se desató
el pánico en el mundo. Después hubo sólo 262 muertes. Hubo, pues, un
gravísimo error pronóstico. En 2009, con la gripe A, conviene no repetir
el mismo error. Por ello es central evitar el pánico. Es absurdo tener
pánico frente a la epidemia de gripe A, por más que nos llegará a
afectar (levemente) a muchos.
Ante la gripe A conviene hacer lo que siempre se hace ante la gripe:
cuidarse con prudencia y tranquilidad. Buena hidratación, buena
alimentación, buena higiene, y recurrir al médico cuando haya síntomas
de importancia, tipo tos con expulsión de sangre y gran deterioro de la
respiración. Conviene no “toserle” a nadie, no tocarse la nariz, taparse
al boca al estornudar y lavarse las manos antes de comer, después de ir
al servicio y si uno se mancha con los mocos.
El virus se elimina por la mucosidad nasal aproximadamente durante los
primeros cinco días de la enfermedad. El uso de mascarillas no parece
que ayude a evitar la propagación de la epidemia. Conviene no hacer
mucha vida social esos primeros días, como siempre se hace en caso de
gripe.
Respecto al embarazo, no hay nada que decir, pues es saludable en
cualquier caso, y nada lo impide ni lo agrava durante la epidemia de
gripe A.
No hay tratamiento preventivo alguno: los medicamentos contra la gripe
no previenen la enfermedad (ni el oseltamivir ni el zanamivir). Una vez
que se tiene la enfermedad estos mismos medicamentos son también casi
inútiles (acortan medio día la evolución de la enfermedad). Tampoco hay
estudios que avalen su efectividad en la propia gripe A. Además, tienen
efectos adversos. Por ejemplo, durante la epidemia de gripe A, en niños
tratados en Londres con oseltamivir, tuvieron efectos adversos la mitad,
generalmente vómitos, y en el 18% fueron alteraciones
neuropsiquiátricas. Quizá en algunos casos valga la pena su uso como
tratamiento, por ejemplo en enfermos graves y en pacientes con
enfermedades crónicas importantes, pero no son útiles ni en niños ni en
adultos sanos.
La vacuna contra la gripe es de poca utilidad en niños y adolescentes,
con una efectividad del 33%, y absolutamente inútil en los menores de
dos años. Hay dudas sobre su eficacia en adultos y ancianos. Sobre la
vacuna contra la gripe A no sabemos nada, pero en 1976 se produjo en
EEUU una vacuna parecida, también con todas las prisas del mundo por el
peligro de pandemia, y el resultado fue una epidemia de efectos adversos
graves (síndrome de Guillain-Barré, enfermedad neurológica) que obligó a
parar la vacunación. Las prisas no son buenas para nada, y menos para
parar una gripe como la A, que tiene tan baja mortalidad. Conviene no
repetir el error de 1976. En todo caso, es exigible la firma de un
“consentimiento informado” que deje claro los beneficios y riesgos, y el
procedimiento a seguir ante los daños por efectos adversos. Dadas las
prisas de producción de la vacuna, y para evitar las consecuencias
legales de los problemas de seguridad, responderán ante las
reclamaciones, ante los daños, los Estados, no la industria farmacéutica.
*¿Algo más?*
Las pruebas diagnósticas rápidas de la gripe A tienen poca sensibilidad
(del 10 al 60%). Es decir, no vale la pena hacer la determinación para
saber si uno tiene gripe A en realidad. Da igual, pues los consejos son
los mismos, y la prueba no añade la seguridad de no tener la gripe A.
Tanto el virus de la gripe A como el de la gripe estacional pueden mutar
dejando por completo inútiles las vacunas.
No hay protección ante la gripe A con la vacunación contra la gripe
estacional.
Conviene no olvidar que un niño (y un adulto) puede tener otras
enfermedades, además de la gripe A. En el Reino Unido ha habido casos de
niños muertos por meningitis tras ser diagnosticados en falso de gripe A.
Durante la pandemia de gripe A seguirá habiendo infartos de miocardio,
apendicitis, insuficiencia cardiaca, diabetes, asma, intentos de
suicidio, fracturas de cadera, depresión, esquizofrenia y las otras mil
enfermedades que requieren atención médica. El comportamiento sereno,
paciente y tranquilo de los pacientes con gripe A es esencial para que
funcionen bien los servicios sanitarios y su médico pueda dedicarse a
los enfermos que lo necesitan, con o sin gripe A.
*Nota*
El autor no tiene más afán que dejar claro el estado del conocimiento
respecto a la gripe A en el momento de escribir este texto, y para ello
ha revisado la literatura mundial al respecto. Este texto es puramente
informativo. El autor lamenta que muchos de los organismos públicos, las
sociedades científicas y los medios de comunicación transmitan otro
mensaje; sus razones tendrán.
*Diez refencias seleccionadas*
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