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Alberto Ruiz-Gallardón ha preparado una emboscada made in Spain para contrarrestar el efecto Obama en Copenhague. Fiel a su estilo, el alcalde no ha reparado en gastos: 400 invitados, muchos con su maleta roja corporativa, un avión ‘tuneado’ y un abundante catering a cargo del restaurante madrileño Txistu. Una amplia comitiva a la que se unen este miércoles José Luis Rodríguez Zapatero y los Reyes.
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El alcalde de la capital aterrizó el lunes Copenhague dispuesto a echar el resto para defender su carrera política, que pasa ahora más que nunca por la decisión que tome el viernes el COI. Si Madrid es elegida, Gallardón verá reforzada su imagen en toda España. Si pierde, el alcalde tendrá que regresar a la cruda realidad de los barrios madrileños, de un ayuntamiento endeudado y de un PP donde Mariano Rajoy no acaba de hacerle sitio.
De momento, para calmar los nervios del ensayo general y de la última presentación ante los miembros del COI, una de las asignaturas pendientes de la candidatura, Gallardón y sus invitados pueden disfrutar de las 900 botellas de vino y los 50 jamones que ha enviado a Dinamarca el conocido restaurante madrileño Txistu. El alcalde de Madrid propuso a este establecimiento montar una delegación gastronómica en Copenhague, de modo que la comitiva española no tenga que añorar ni durante 24 horas los sabores patrios, ni arriesgarse con la dieta nórdica.
Prueba de que Gallardón ha cuidado todos los detalles, al menos los superfluos, es la colección de maletas rojas que han recibido los miembros de la delegación española. Un ejemplo, tal vez anecdótico, de la catarata de gastos que ha caracterizado la oficina de Madrid 2016 y que, tras el 2 de octubre, la oposición se dispone a fiscalizar. Y es que, una vez retirado el parapeto olímpico, la gestión del equipo municipal quedará al descubierto: desde los recursos invertidos en la candidatura, hasta el alcance de la deuda del consistorio, que puede cerrar el año superando los 8.000 millones