Ya, y totalmente de acuerdo, lo que ocurre es que lo de los restaurantes y bares se puede denunciar y lo de las fiestas no (al menos no de manera eficaz). Antes de vivir en Las Tablas había un restaurante abajo que me estuvieron tocando las pelotas. Empecé a llamar a la policía día si y día también. Por todo. Por el volumen, por fumar en zonas no permitidas, por basura y colillas en las calles, etc.
Al final empezaron a perder clientes y aprendieron a poner límites pues de lo contrario probablemente cerrarían.
Respecto a las fiestas, yo afortunadamente vivo lo suficientemente lejos para que no me llegue el ruido, pero si conozco vecinos que lo padecen y aunque no me afecte tengo que tener empatía. Como dije es algo de la naturaleza de cada quien.
Aunque se esté comparando 10 dias contra 365 días, el nivel aturdidor y ensordecedor no tiene parangón. Estuve cenando en casa de unos amigos en una edición anterior, y con doble ventana y aire acondicionado no podíamos escucharnos en la mesa. Al día siguiente amanecí ronco de tanto alzar la voz. Por cierto esa vez estaba de moda "Despacito" y cuando nos obstinamos de escucharla una y otra vez, empezamos a colocar una rayita en una servilleta cada vez que la ponían. 16 veces. DIECISÉIS. Y eso sin contar las previas que no apuntamos. Se de caso de personas mayores y enfermos. Sencillamente no hay derecho.
Luego el tema del comportamiento de los chavales, que no es nuevo, lo hemos visto en San Millan de la Cogolla y Santo Domingo de la calzada (y supongo que en otras zonas), pero en las fiestas por alguna razón se desmadran. Alguien comentó de niñas prácticamente prostituyéndose. Niñas. Peques. Sé que esto ya no es responsabilidad de las fiestas sino de los padres, pero es una gota extra.
Yo no digo ni quiero que se eliminen las fiestas. Lo que digo es que (en contra de mis propios intereses) debería rotarse la ubicación, a sabiendas que alguna vez me tocará. Y ya puestos analizar la duración, las normas y directivas. He visto fiestas donde hay una patrulla aparcada con un par de agentes en todo momento. Tan sencillo como eso. Los que van a divertirse, a subirse en las atracciones, a comer, etc, lo siguen haciendo. Los macarras ni se les ve. El que no la debe, no la teme.
Las personas bererían tener más empatia y respeto. Por las fiestas, por los aparcados en doble y triple fila, por saltarse los semáforos, por todo. Lloro cuando pienso el futuro que les tocará a mis hijos.
Saludos a tod@s