Pasaron las elecciones y se relajaron las formas.
Desde antes de medio día la parada del autobús en la calle Isabel de Colbrand está permanentemente ocupada por individuos que, procedentes del centro "Carmen Sacristán", se dedican con vehemencia a labores de hidratación alcohólica.
Los verdaderos pasajeros, en su mayoría mujeres, evitan acercarse a la misma y esperan austados unas decenas de metros más allá.
Aumenta el jolgorio, llegán más residentes con provisiones líquidas del chino, y los pasajeros se retiran aún más hacia el parque.
Por fin un autobús gira y asoma desde Federico Mompou. El conductor ya es veterano y sabe que hay pasajeros “de incógnito”, que tiene que esperar a que salgan de su escondite y suban rapidamente.
Y así un día tras otro.
Una vez más escribo para felicitar a los responsables de la fundación Hogar Si, en especial a los cuidadores del centro Carmen Sacristán, por sus novedosas terapias ocupacionales de inclusión, rehabilitacion y anestesia social basadas en el fomento del consumo de alcohol etílico entre sus clientes.