Yo he encontré esto en internet hace tiempo y tienen buenas rutas, pero seguro que hay más.
RUTA SENDERISMO DEL CAMPO DE DAGANZO (DAGANZO)
Tiempo y distancia: 3 horas ; 10 km
Epoca: Primavera.
Dificultad: Baja (0 - 100 desnivel)
Accesos a la ruta: El puente sobre el Torote, punto de partida de esta excursión, se halla a tres kilómetros del pueblo, en la carretera de Alcalá (M-100).
A tener en cuenta: Recorrido apto para bici de montaña, optando en tal caso por el camino carretero que remonta el arroyo y lo vadea en repetidas ocasiones. En bici o a pie poner especial cuidado en no pisar los cultivos.
Clima y otras condiciones: Recomendable para la primavera, época en que los campos de cereales comienzan a mostrarse en todo su esplendor. Más adelante, el calor puede resultar insufrible.
Para comer o alojarse: Junto a la ermita del Espino, por último.
A tan sólo 30 kilómetros de la puerta del Sol. Trigales y cebadales flamean sobre la más castellana de las tierras madrileñas, ésta que en tiempos perteneció al señorío arzobispal alcalaíno.
Daganzo, oficialmente llamado Daganzo de Arriba, tuvo antaño un hermano pequeño, de Abajo o Daganzuelo, que según los cronistas se desvaneció a principios del siglo pasado sin dejar más rastro que una imagen de la Virgen del Espino y una ermita a ella consagrada a una legua del pueblo. La talla fue llevada a la iglesia parroquial –buena fábrica del XV-, pero el santuario quedó abandonado a la vera del arroyo de Torote, y allá sigue.
Al puente sobre el Torote –que cae a tres kilómetros de Daganzo, carretera de Alcalá bajo- se llega el caminante para buscar aquella soledad remontando las quedas aguas hacia el norte, siempre por la margen derecha. (No se deja seducir por el camino carretero de la orilla contraria, pues sabe que luego son muchas las ocasiones en que obliga a vadear el arroyo). Sauces, fresnos, chopos y olmos treman en los meandros de este afluente del Jarama ; grajillas y carracas anidan en sus cantiles ; conejos y liebres pululan en las madrigueras de sus ribazos ; mientras que, a mano izquierda del excursionista, oculta en la espesura paniega, alienta una secreta muchedumbre de avutardas, sisones, gangas, alcaravanes, calandrias y otras especies aladas que han sido causa de la declaración como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) de las estepas cerealistas comprendidas entre los ríos Jarama y Henares.
Siguiendo la mínima vereda que serpentea entre el cauce del Torote y la besana de los cultivos, el caminante avanza alrededor de cuatro kilómetros hasta dar vista a la ermita del Espino. Aquí traza el arroyo una enorme curva y al excursionista se le plantea un dilema: continuar aguas arriba y acercarse al santuario por la orilla de un regato que confluye en el Torote a cosa de un kilómetro ; o atrochar por la linde de campos aratos y entrepanes cuajados de amapolas.
Os paso una página de internet que a nosotros nos gusta bastante
www.excursionesysenderismo.com