EDICIÓN IMPRESA - Madrid
Los primeros vecinos llegan a Las Tablas, un nuevo barrio del tamaño de Cuenca
La junta de compensación de este nuevo barrio y de Montecarmelo, el siguiente en «entregarse», asegura que el Metro llegará a ellos en cuatro años
SARA MEDIALDEA/
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MADRID. Los primeros vecinos de Las Tablas, uno de los seis nuevos barrios que se levantan en Madrid, están llegando a sus casas. Tras años de tramitación administrativa y de construcción, y meses esperando la ansiada entrega de llaves -incluso con las viviendas terminadas en algunos casos-, el Ayuntamiento ha hecho la recepción provisional de amplias zonas de este PAU, equivalente en tamaño a Huesca o Cuenca.
Ciudades como Soria, Segovia y Santiago de Compostela están naciendo en Madrid. Surgen de terrenos que hace apenas unos años eran sólo campo, y que ahora tienen calles, parques y semáforos. Aunque algunos de éstos aún no funcionen.
Las dificultades han sido muchas: transformar eriales en ciudad, por un lado ; acondicionar los tiempos del mercado inmobiliario a los trámites administrativos ; y para muchos compradores, compaginar a durísimas penas el pago de la hipoteca de su nuevo hogar aún no entregado con el del alquiler del que ahora ocupan.
Diferentes criterios
Los retrasos se deben, según explica el Ayuntamiento, a demoras de las juntas de compensación a la hora de terminar las obras de urbanización de los nuevos barrios. Sin las obras terminadas, no hay recepción de la zona, ni licencias de primera ocupación para las viviendas. La Administración pretende así curarse en salud, ya que una vez recepcionada la urbanización, todos los gastos de su mantenimiento y de los posibles deterioros que se produzcan recaen sobre el Ayuntamiento.
El presidente de las juntas de compensación de Las Tablas y Montecarmelo, Francisco Crespo, aporta otro punto de vista: en el caso de estos PAU, los retrasos que muchos vecinos han denunciado -algunos hablan de viviendas terminadas desde noviembre y aún no entregadas- se deben precisamente a esa exigencia municipal de tener toda la urbanización perfectamente acabada antes de la recepción de las obras. Por eso solicitaron, y obtuvieron, permiso para simultanear las obras de urbanización y las de construcción, «para agilizar plazos».
Si la construcción de un bloque de viviendas produce daños en aceras ya terminadas, la junta exige al constructor que la repare, o se cobra el coste de estos arreglos de los avales previamente pactados con las empresas. El Ayuntamiento, por su parte, tiene un inspector encargado de cada nuevo barrio, que -explica Crespo- «revisa una vez por semana el estado de las obras».
La situación puede prolongarse en el tiempo y dar lugar a retrasos que sufre, de modo principal, la parte más débil de la cuerda: el comprador que espera la entrega de su vivienda para abandonar otra en alquiler.
Tuberías, accesos, conexiones
Urbanizar tiene un coste también: según los cálculos de sus responsables, alrededor de 17.800 millones de las antiguas pesetas en Las Tablas, un nuevo barrio que recibe en estos días a sus primeros vecinos. En este caso, ha habido que conectar el Canal del Atazar con la Arteria Este de suministro de agua, adecuar pasos inferiores bajo el ferrocarril y realizar conexiones sobre autovías.
Tienen pendientes, según la gerencia de Urbanismo, ejecutar las obras de las zonas verdes. En la última reunión de la junta de compensación, reconocieron también que faltan actuaciones en la zona al norte de la M-40 -correspondiente a Telefónica- por alguna parcela que no está liberada y franjas afectadas por el campo de golf.
Sobre la mesa de los responsables de esta junta de compensación también está el plano de la Comunidad de Madrid para el futuro desarrollo del Metro a la zona: con paradas en Los Olivos, Montecarmelo, final de la Castellana y Las Tablas. Calculan en la junta que el Metro puede estar hecho en cuatro años, y ya el próximo funcionará la estación de Cercanías en Mirasierra.
Evitar el sobrecoste
El principal propietario de suelo y constructor de la zona, Fernando Martín -de la empresa Martinsa- tiene una teoría: «La urbanización debería hacerse antes ; así se cumplirían mejor los plazos». En este caso, sostiene que «los inmobiliarios han cumplido ; el retraso ha sido del urbanizador».
En fuentes municipales, sin embargo, insisten en la importancia de no recibir las obras hasta que no estén definitivamente terminadas, para evitar que el sobrecoste de arreglar lo que no esté hecho revierta sobre las arcas públicas. Hay quien apunta incluso en la Casa de la Villa las ventajas del sistema de consorcio frente al de junta de compensación: en el primero, las administraciones controlan la urbanización ; en el segundo, ésta queda en manos de los propietarios del suelo.
En el caso de Montecarmelo, el PAU vecino de Las Tablas y probablemente el próximo en ser «habitado» -ya hay, de hecho, algunos vecinos con llaves pero sin licencia de primera ocupación que han «tomado» muy discretamente sus propias casas-. el principal problema para terminar la urbanización es el colector general. «No podemos terminarlo mientras el Ayuntamiento no libere el suelo que ha de atravesar», y que ahora ocupa el poblado de infraviviendas de Pitis.
Los retrasos en la entrega de vivienda han provocado una amplia gama de reacciones entre los vecinos-futuros residentes en los PAU: desde la inquietud a la desesperación, pasando por la desconfianza hacia administración, junta de compensación y constructores. El caso más sangrante es tal vez el de Carabanchel, donde hay personas esperando desde hace años sus viviendas, ya terminadas, por problemas en la urbanización. El Ayuntamiento se comprometió en febrero -a petición del PSOE- a urgir a la junta de compensación de este nuevo barrio para que finalice esas obras pendientes.
Pero ahora que llegan los vecinos, se abren otros problemas. Uno, urgente: no hay colegios. Sanchinarro, que es el más avanzado de los nuevos barrios-no en vano tiene abierto hasta un gran centro comercial- no tiene aún ni un solo centro educativo en su ámbito. La Comunidad de Madrid ha puesto manos a la obra: en su consejería de Educación aseguraron a ABC que ya han iniciado los trámites para «disponer de parcelas calificadas como suelo dotacional educacional», con el objeto de construir cinco colegios en los PAU.
Mientras, los vecinos se cruzan mensajes. En Las Tablas, vigilan si los semáforos se encienden -su luz es una esperanza de una próxima ocupación de las viviendas- ; protestan por la subida -aprobada el 2 de abril- del precio de metro cuadrado de vivienda protegida, algo que afectará a todos aquellos que no tengan precio cerrado en sus casas ; en Montecarmelo hay vecinos intentando -y consiguiendo- contratar luz y gas, y otros que se encuentran con que su parcela aún no es «comercializable».