Desde luego el plantear en una normativa, la excepción de “lugares y ocasiones autorizados”, puede dar lugar a interpretaciones subjetivas, sobre todo para aquellos que piensan que cualquier lugar y ocasión en buena para explotar un petardo.
Cuando llamé a la policía municipal, en ningún momento me comentaron excepción alguna, el agente que atendió la llamada fue muy rotundo en cuanto a la prohibición.
No obstante, más allá de normativas y posibles excepciones, yo apelo a la responsabilidad personal, a la solidaridad y la empatía, y confíio en que cuanta más gente conozca los graves daños que ocasionan los petardos (y similares) cada vez se reduzca más su uso.
He podido ver que hay muchas campañas, Stop Petardos, en distintos sitios, intentando concienciar a la población de los graves inconvenientes que generan, tanto a personas, animales como al medio ambiente.