Montecarmelo
Hay barrios en Madrid que se están volviendo lugares muy sofisticados, muy europeos, pero con precios razonables. Uno de ellos es Montecarmelo, que hereda su nombre de un arroyo cercano que nunca he visto. ¿Seguirá allí? Montecarmelo tiene un toque estadounidense en algo que a estas alturas de la película es fundamental: siempre hay sitio para aparcar el coche. Saber que vas a poder aparcar hace que tu vida mejore de forma abrumadora. Vas a cenar a Montecarmelo y sabes que aparcarás sin volverte loco. Además antes de cenar puedes hacerle una visita a mi amiga Natividad Lorenzo, que es una filósofa del bienestar corporal y mental. Natividad regenta un estupendo centro de Estética y Salud. Hablo con Natividad de la importancia de las manos sobre los cuerpos, de la fuerza sanadora de unas manos sabias.
Claro, es que Montecarmelo es el barrio más espiritual y místico de Madrid. Tiene unos atardeceres mitológicos, la luz se cuelga de las nubes, hay silencio, hay paz, y hay aparcamiento. Todas las calles de Montecarmelo se llaman monasterio de algún sitio, eso enfatiza la espiritualidad del barrio. En Montecarmelo me esperan las manos de Nati, que son filosóficas y transmiten esperanza en tu cuerpo. Luego te puedes ir a cenar a muchos de los restaurantes que están de moda en Montecarmelo, como el famoso 'Filandón', o el '80 grados', o el 'Rita Sibarita', que tiene una terraza bellísima. Ya solo los nombres muestran la nueva imaginación culinaria española. Pero elijo el 'Divina Dolores', porque el nombre es insuperable y porque es un restaurante teatral y literario, pues reproduce una antigua casa del centro de Madrid, con cubiertos, muebles y decoración de época. Y lo más maravilloso es que la 'Divina Dolores' es pura fantasía, es una mujer soñada, y sin embargo su retrato preside el restaurante, especializado en comida fusión y en arroces al carbón. Me encanta este restaurante porque es una fantasía.
Atardece y se ve a lo lejos la ermita santuario de Nuestra Señora de Valverde. De repente me topo con un carril-bici y veo conejos saltar por los caminos y la sierra del Guadarrama y el tranquilo cementerio de Fuencarral-El Pardo. Y un cruceiro del Camino de Santiago, porque por aquí pasa el Camino de Santiago, y ahora se entiende todo. Este barrio además se acabará convirtiendo en refugio climático frente al calor devastador, pues aquí suele haber tres o cuatro grados menos que en la Gran Vía. Los misterios de Madrid, como los de la vida, son infinitos. Uno de esos misterios del Madrid posmoderno se llama Montecarmelo.
Manuel Vilas
https://www.elcorreo.com/opinion/manuel-vilas-montecarmelo-20230426005849-ntrc_amp.html