Jajajaja... Luis... "con tus propios ojos lo viste"... que yo soy testigo, jejee... pero no era una galga blanca la que te dije... te dije otra perra blanca. La galga marrón es la que solía ir con el que hemos cogido... y ahora nos queda el negro de siempre y la galga marrón, que parece que se han hecho muy buenos amigos...
Por cierto, la pata no estaba tan mal. Sólo algunas heridas que curarán bien, no hay mayor problema...