Seguramente eres hombre, por tu forma de expresarte. Quizá te convendría recapacitar un poquito más antes de hacer estas aseveraciones tan infundadas. Tal vez deberías plantearte qué misión cumplen los cuentos infantiles en la transmisión de valores y en qué medida los valores que "mamamos" en nuestra más tierna infancia quedan adheridos a nuestra percepción de la realidad durante toda nuestra vida.
Por si quieres ampliar un poquito tus miras, te pongo un artículo interesante escrito por una tal Carina Sampo a la que no conozco y, por supuesto, no creo que tenga mucho que ver con el Ayuntamiento de Parla:
"Con los cuentos se busca acentuar valores, actitudes y comportamientos que la sociedad del momento quiere trasmitir conforme a su ideología e idiosincrasia. Por ello, con los cuentos tradicionales se propusieron enseñar, y lo han hecho durante mucho tiempo, un modelo de “ser mujer” dependiente y subordinada al hombre. Y al mismo tiempo enseñaron un modelo de “ser hombre”, como un ser superior de la especie humana y en constante lucha por la supervivencia del más fuerte entre sus iguales masculinos. Son muchas las características asignadas a los personajes femeninos y masculinos que dejan en evidencia la diferencia y desigualdad entre los sexos. Las más significativas son:
Ella: Débil, sumisa y dependiente del hombre, cuya vida se desarrolla en su hogar, dedicada a las tareas domésticas y a cuidar de otras personas.
Ingenua e indefensa, sin mayor ambición que casarse, para lo cual debe poseer cualidades de belleza, delicadeza y pureza. Romántica, soñadora y sensible, a la espera de un amor incondicional que la rescate de sus penurias cotidianas. En este estereotipo femenino no hay lugar para la mujer luchadora y emprendedora que caracteriza a la mujer actual.
Él: Audaz, fuerte y valiente. Héroe y salvador de bellas jóvenes en dificultades. Seductor e inteligente, cualidades que le permiten conseguir todo aquello que se proponga. Libre e independiente, cuya vida se desenvuelve en el ámbito social. Poseedor del poder de decisión fuera y dentro del hogar. En este estereotipo masculino no hay cabida para los tímidos, introvertidos, débiles, románticos o sensibles.
Si en un cuento aparece el personaje de una mujer con poder, autoridad y libertad sobre su vida y sus actos, con seguridad será una bruja, una fea que ha salido a la captura de un príncipe azul utilizando miles de artilugios deshonestos, o una madrastra “viuda” porque si existiera la figura masculina de un esposo sería éste y no ella quién sustente el poder. Por otra parte, si aparece una mujer bella, bondadosa y que además posee éstas características de poder y autoridad, probablemente se trate de un hada madrina o un ser especial no humano, dejando bien claro que toda mujer poderosa es malvada, fea, viuda, soltera o proveniente de otro mundo. También aparecen las “bellas malvadas” que suelen terminan en el cuento solas, abandonas, repudiadas o convertidas en viejas por tanta maldad. O las “bellas traviesas” como Caperucita Roja, que reciben un castigo o les sucede algo terrible por su desobediencia a las normas.
Solo aquellas buenas de corazón, sumisas y abnegadas conseguirán casarse con el valiente príncipe de color azul (que tampoco existe o es de otro planeta), única finalidad en la vida de toda mujer!!!"