Hola,
En primer lugar, quería agradecer a todos los padres que han publicado aquí sus opiniones y experiencias con las diferentes guarderías, pero especialmente a aquéllos que lo han hecho sobre El Pichón / Las 101 Sonrisas. Ojalá las hubiera leído antes.
Nuestra experiencia es la siguiente: al ser primerizos y por falta de información, cuando empezamos a mirar guarderías se nos había pasado el plazo de solicitud para las públicas, y muchas de las privadas estaban ya con los cupos completos. Aún así visitamos varias que seguían teniendo vacantes, una de ellas El Pichón. Nos reunimos con la dueña (Ana Serrano) una tarde, por lo que ya no había niños ni profesoras en el centro y no pudimos ver cómo era el día a día. Aún así, las instalaciones nos parecieron correctas y la relación entre lo que ofrecían y el precio estaba bien. Nos llamó la atención que no nos comentara prácticamente nada del proyecto educativo, y se centrara únicamente en los aspectos prácticos (horarios, pañales, etc.). Pero no teníamos muchas más opciones, ésta nos pillaba cerca de casa y nos pareció que no estaba mal, así que reservamos plaza.
Desgraciadamente para nosotros, no leímos estos comentarios del foro.
Una semana antes de que nuestro hijo comenzara la adaptación, tuve una reunión con su "tutora" en la que también estuvo la directora (Patricia, creo que es hija de la dueña) y no me causaron buena impresión. No me parecieron cariñosas con el bebé y me hicieron comentarios y preguntas fuera de tono.
El primer día de adaptación, nuestro hijo (de CINCO MESES) tenía que estar allí dos horas. Al recogerle, la tutora me dijo que había pasado UNA HORA ENTERA LLORANDO, hasta quedarse dormido. Le pregunté si le había cogido en brazos para consolarle o echado en la cuna para dormir y me dijo que no, que había estado TODO EL TIEMPO EN LA HAMACA (la misma en la que seguía cuando le recogí). El segundo día debía ir de nuevo dos horas. Cuando fui a recogerle, llamé a la puerta del aula (que está siempre cerrada), su tutora asomó la cabeza, me dijo que iba a buscarle y ME CERRÓ LA PUERTA en las narices. Abrí la puerta detrás de ella y vi al niño DURMIENDO EN EL SUELO, sobre una manta de actividades, y BOCA ABAJO (1. Los pediatras desaconsejan esta postura para evitar la muerte súbita; 2. El día que tuvimos la reunión, le aclaré que el niño dormía boca arriba).
No volvimos.
Algunas reflexiones al respecto:
1. Entiendo que los niños lloren los primeros días de guardería por la angustia de la separación de sus madres, por estar en un lugar que no conocen y con gente que no conocen, pero no entiendo que no se trate de consolarles, entretenerles o distraerles para hacérselo más llevadero. Desconozco si, como se ha dicho en algún comentario anterior, las educadoras de El Pichón tienen o no formación, pero lo que seguro no tienen es ALMA. Que una educadora confiese SIN REPAROS a la madre de un bebé de cinco meses que su hijo ha estado una hora llorando en una hamaca, da que pensar.
2. En comentarios anteriores alguien ha mencionado que tienen a los niños a oscuras. Cuando yo he ido a llevar y recoger a nuestro hijo, tanto si era hora de descanso como de juego, estaban en penumbra, prácticamente a oscuras. No entiendo qué justificación puede haber para ello desde un punto de vista educativo.
3. Que tengan las puertas de las aulas cerradas y no dejen a los padres asomarse resulta, cuanto menos, sospechoso.
4. No creo que El Pichón / Las 101 Sonrisas pueda considerarse un "Centro de EDUCACIÓN Infantil", porque ni educan a los niños, ni los estimulan.
5. Es cierto que nuestra experiencia se basa en dos días, en sólo cuatro horas. Pero no nos ha hecho falta más tiempo para ver que eso NO es lo que queremos para nuestro hijo.
Para terminar, me gustaría animar a los padres de alumnos y ex alumnos de El Pichón a que, si saben de hechos graves que pueden considerarse un delito, los denuncien ante las autoridades para que se tomen las medidas oportunas. Que no se callen o lo cuenten solo en un foro (aunque también ayuda). Y animo a los padres que tienen dudas sobre el trato que reciben sus hijos en El Pichón a que no se conformen y busquen otras opciones. Afortunadamente, existen.