Ayuntamiento de la capital presentaba una estadística policial en la que se especificaban los 450 puntos negros de Madrid. En aquel estudio, el distrito de Usera se llevaba la palma, frente al de Barajas, que era -y sigue siendo- el más tranquilo. Las miserias de la ciudad han ido evolucionando en algunos sentidos, como el menor número de asesinatos, pero se han recrudecido situaciones concretas, como las acciones de bandas juveniles latinas, los problemas de la prostitución y los derivados de la convivencia con inmigrantes. A fecha de hoy, la lista negra de la delincuencia en la capital la copan los siguientes diez distritos.
Centro. Se trata del que cuenta con la mayor tasa de denuncias de toda Europa: 120.000 actuaciones y 7.000 detenidos anuales. En los seis barrios en los que está dividido se da un resumen de los principales delitos que se cometen en la capital. Hay de todo: prostitución femenina en Montera y Gran Vía; masculina, en Sol; reyertas entre inmigrantes -principalmente, chinos, magrebíes y latinos-, en Lavapiés; robos al descuido, en el casco viejo; los estragos del «top-manta», en las calles comerciales y la plaza de Tirso de Molina. Y, por supuesto, el peor de los delitos, los asesinatos, como aquel que terminó con la vida de un ciudadano chino a plena luz del día el pasado 29 de junio a las puertas de un karaoke situado en la calle del Maestro Guerrero, justo detrás de la plaza de España. Aquella muerte a navajazos puso al descubierto el intrincado mundo de las mafias chinas, donde los ajusticiamientos y torturas a sablazos no saben de escrúpulos.
Arganzuela. Las características de este distrito son muy similares a las del anterior -población envejecida y alta inmigración, muy céntrico y con un enorme trasiego de personas- y sirve de frontera con otros barrios de problemática especial, como los distritos de Latinas, Carabanchel, Usera y Puente de Vallecas, al sur. En lo que va de año, este distrito ha sido escenario de dos muertes violentas: la de un hombre que pereció carbonizado en el interior de un coche y la de un joven ecuatoriano que cayó acuchillado en una reyerta entre dos banda rivales, en la plaza de las Peñuelas.
Usera-Villaverde. La situación que se vive en estos dos distritos, agrupados en una misma comisaría policial, es de extrema delicadeza. El asesinato, el pasado 2 de mayo, de un menor de edad español a manos de un joven dominicano fue el punto de inicio de unas jornadas de infarto con revueltas vecinales, más de 40 agresiones y el miedo, por parte de la población inmigrante, a represalias. Y las hubo. Fruto de aquello nació un plan de seguridad específico para Villaverde. Sin embargo, lo que ocurrió se veía venir de lejos. A las graves carencias de servicios y conexiones de transporte se une una desestructuración social y, en ocasiones, marginal. Todo ello, unido a la existencia de varios asentamientos chabolistas -El Salobral, Romancero Gitano o el casi extinto Plata y Castañar-, la venta de droga, la colonia Marconi tomada por la prostitución y carreras de coches ilegales en plena calle. Además, tanto Villaverde como Usera son cuna y patria de los «aluniceros», quienes, aunque no cometen sus «palos» en la zona, sí salen de allí para desvalijar todo lo que se les pone por delante.
Puente y Villa de Vallecas. Estos dos barrios, que conforman la zona conocida como Vallecas, cuentan con un casi ancestral currículum delictivo, que vivió su peor época en los años 80, cuando la heroína hacía estragos entre los jóvenes. La droga sigue presente, y mucho. El ejemplo más claro es el de Las Barranquillas, el mayor «supermercado» de estupefacientes de Europa. Pero también lo es la Cañada Real, donde, además, existen decenas de viviendas y edificaciones totalmente ilegales. Pero la delincuencia también se transforma, y el fenómeno de la inmigración mal entendida está nutriendo de jóvenes pertenecientes a bandas latinas rivales, como los «latin-kings» o los «ñetas», que tienen su propia jerarquía, código de honor e indumentaria, al más puro estilo pandillero americano. Es la delincuencia importada. Aunque el tejido social de Vallecas no es ni por asomo el de hace 15 ó 20 años, existen barrios y zonas, como Entrevías, en Puente de Vallecas, que no han conseguido escapar aún del zarpazo del delito. En toda la zona vallecana se han cometido cuatro asesinatos en lo que va de año, dos de ellos, en Valdemingómez y Las Barranquillas.
Salamanca. Este distrito, de marcado carácter burgués, es objeto de muchos de los más sonados atracos que se cometen en la capital. Los delincuentes de Vallecas, Usera y Villaverde tienen como destino los comercios de lujo -joyerías, peleterías, tiendas de ropa de firma- de la «milla verde» madrileña. Son platos de lo más apetitosos para los «aluniceros» y atracadores.
Tetuán-Latina-Carabanchel. Si por un nexo están unidos estos tres distritos, es por los problemas de convivencia que está generando la inmigración, que no hacen más que reproducir los esquemas ya señalados de bandas juveniles latinas, reyertas y, en el caso de Carabanchel, un alto índice de asesinatos con respecto al resto de distritos, con dos muertes violentas en estos primeros ocho meses del año. En el caso de Latina, en la zona de Empalme, se están sucediendo agresiones a vecinos por parte de grupos de suramericanos que, sin mediar palabra, blandes armas blancas para intimidar. Tetuán es uno de los cuatro distritos preferentes dentro de los planes especiales de seguridad para la capital, junto con Usera, Villaverde y Centro. En él existe una enorme bolsa de población inmigrante, principalmente, árabes y latinos; estos últimos han montado locales de ocio en el distrito, por muchos de los cuales ha pasado ya más de una redada policial. Son lugares en lo que la Policía intercepta a numerosas personas que no cuentan con documentación reglada para residir en nuestro país y que, en ocasiones, tienen antecedentes policiales. Por último, la zona de Capitán Haya está viviendo un rebrote de la prostitución