El Ayuntamiento de Parla lleva muchos años gastando el doble de lo que ingresa. Pese a la crisis, este consistorio de 130.000 habitantes sigue gastando 100 millones de euros al año y recaudando 60. Ya el Plan de Pago a Proveedores sacó a la luz el año pasado hasta 250 millones de euros de facturas en el cajón.
Y el tranvía ha sido la puntilla. El gran proyecto de Tomás Gómez acabará en el Tribunal Supremo para depurar responsabilidades penales por adjudicar obras a dedo, no justificar 42 millones e inflar facturas para que las pague el Estado. El PSOE ha reconocido por fin que el tranvía costará 253 millones de euros, casi el triple de lo previsto, lo que supone el certificado de defunción de este consistorio como prestador de servicios públicos.
En la actualidad, este ayuntamiento sólo paga la nómina neta de sus trabajadores. No paga el IRPF ni la Seguridad Social, ni la luz ni el agua, ni la limpieza viaria y recogida de basura, ni la tasa de bomberos, ni la limpieza de colegios, ni el mantenimiento de zonas verdes... ni por supuesto el tranvía. Todo lo paga el Estado a través del Plan de Pago a Proveedores: 250 millones el año pasado y otros 46 este año, para un total de casi 300 millones solo en proveedores. Gracias, por tanto, al estado , las empresas siguen prestando servicios a Parla. Sí, han leído bien, empresas privadas, porque en Parla todo está privatizado por el PSOE.
Esta es la realidad de Parla por mucho que el PSOE y sus socios de IU hagan trilerismo político para decir que no es un rescate, sino una ayuda más. Se acogen a un Real Decreto para que el Estado les enchufe liquidez (otros 106 millones), pero presentan un plan de ajuste mintiendo en las previsiones de ingresos y obviando gastos tan evidentes como el tranvía, hasta el punto de que su propio interventor les recomienda que retiren ese plan.
Dice el alcalde que acepta voluntariamente los requisitos de ese Real Decreto, entre ellos que le intervengan el presupuesto y cuentas corrientes, además de comprometerse a subir tasas e impuestos. Y lo hace sabiendo que, una vez que coja el dinero, no va a cumplir lo prometido porque no va a hacer un nuevo presupuesto y eso que llevamos desde 2010 con el mismo (como suena). Y tampoco va a recortar gastos superfluos, pese a que el clientelismo político nos cuesta casi 6 millones de euros al año. Y es que Fraile sabe que no va a cumplir nada de lo que marca ese Real Decreto a cambio de concederle este rescate para ayuntamientos en ruina total.
Se trata solo de una treta más para obtener liquidez inmediata y seguir manteniendo el chiringuito hasta las próximas elecciones con la muy socialista excusa de que "si tengo que subir impuestos o recortar gastos por mi culpa, se la echo a otros y listo". Porque según Fraile, el problema de Parla no es la ruina que han provocado los únicos que han gobernado en esta ciudad,... sino que otros le tiene manía a él. Sí, suena ridículo, pero es la única excusa que le queda al PSOE de Parla.
Esperamos que Hacienda haga cumplir la ley a este alcalde, aunque visto lo que ha hecho con las comunidades, premiando a las que incumplen y castigando a las que más cumplen, no nos quedan muchas esperanzas