En teoría debería dar un poco igual que un alcalde y sus concejales fueran más conservadores o que tendieran más al socialismo. Si se cumplieran las leyes y hubiera verdadera sujeción a los servicios que obligatoriamente tienen que prestar, el presupuesto de un ayuntamiento no daría tanto margen para los perversos fines partidistas.
Si fuera así de ideal, en buena lógica, los equipos de gobierno municipales serían de carácter más técnico que político. Cada concejal tendría un currículum adecuado para ser buen conocedor del área que dirige, no existirían absurdos despilfarros, se emplearían los recursos existentes lo mejor posible, no se recurriría a esos endeudamientos mastodónticos, no habría amiguetes haciendo de asesores o cargos de confianza, se ejercería la transparencia publicando todo lo que no fueran cuestiones de seguridad, todo responsable a cualquier nivel sometería voluntariamente su gestión a control externo, se dejaría a los profesionales de cada área trabajar sin injerencias... y, sobre todo, se exigirían responsabilidades de oficio a todo el que actuara negligentemente.
Y todo lo dicho vale para cualquier ideología que no sea la de la partitocracia, claro.
A ver si hay suerte y, visto que el partido vecinal no parece arrancar, en las próximas elecciones concedemos el beneficio de la duda a quienes aún no han tenido ocasión de gobernar y que no estén sometidos a la disciplina de Génova, Ferraz, etc. Y si ninguna opción convence, EB (Escaños en Blanco) es mejor y más barato que el voto en blanco oficial (los elegidos no toman posesión del cargo, dejan vacío el escaño y no tienen posibilidad de gobernar ni de cobrar ningún sueldo), por lo menos es lo mejor hasta que el voto en blanco sea realmente computable por Ley, momento en que EB se disolverá como partido.