Efectivamente, Proyectohispania, los españoles estamos entre los que tienen más desigualdad en Europa. Parece mentira que sea un derecho fundamental de nuestra Constitución y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Entre los más acomodados, muchos nos largan siempre el discurso de que la igualdad desincentiva la competencia y las ganas de trabajar y superarse pero cualquiera con un poco de seso sabe que eso es una mentira para justificar su posición de privilegio como si fuera merecida y lo que realmente fomenta es la mediocridad de la jerarquía establecida injustamente.
España no quiere gente capaz ni brillante que pueda escalar y amenazar el puesto a pelotas, esbirros y parásitos. Por eso los mejores tienen que marcharse al extranjero o, si se quedan, han de renunciar a su valía que no se reconocerá ni en empresas, ni en universidades, ni en casi ningún lugar. Somos tan envidiosos y cainitas que al que conocemos que sobresale en algo, si podemos le tendemos la zancadilla.
Respecto a la demografía de España, yo si pudiera no viviría en la Comunidad de Madrid pero las posibilidades de encontrar fuera de los grandes núcleos urbanos un trabajo digno sin padrino son remotas. Los que tradicionalmente mandan no quieren que la gente que piensa como yo lo tenga fácil para marcharse de aquí y tanto les va en ello que por eso tienen a salvo de recortes el grifo que alimenta las redes clientelares de las provincias menos pobladas que son auténticos cotos cerrados. No en vano, Castilla y León con dos millones y medio de habitantes elige casi el mismo número de diputados que Madrid que tiene seis millones y medio. Quien no se lo crea que consulte los resultados electorales.
Tenemos la desigualdad y la podredumbre tan interiorizada que la corrupción, la insolidaridad y el cinismo son nuestra columna vertebral y lo políticamente correcto es nuestra falsa apariencia exterior.
No quería soltar tanto rollo pero no me he podido contener. Perdonen ustedes.