Cualquiera que conozca un poquito cómo funcionan los servicios públicos (todos, no solo la sanidad) sabe de sobra que hay mucho que mejorar tanto en la asignación del personal suficiente a la carga de trabajo real, como en la utilización eficiente del resto de recursos.
Desconozco si hay problemas económicos u organizativos concretamente en el Hospital de Parla pero sí sé que existen gastos superfluos que bién podrían suprimirse para su uso en otras cosas más necesarias. Por ejemplo la certificación ISO 9001 y 14001.
La Administración Pública es el órgano supremo que controla y autoriza a ENAC para que ésta a su vez acredite a AENOR y otras entidades privadas similares. Es absurdo que la Administración se someta a AENOR para la certificación de sus propias instalaciones. Es como si el capitán del ejército, que firma los permisos al teniente, necesitara para salir del cuartel la firma del sargento. ¡Un despropósito!
Por otro lado, existen numerosos estudios y publicaciones científicas que aseguran que en España y en otros países desarrollados se hace un uso ineficiente y despilfarrador de tecnologías sanitarias, fármacos, etc. a la par que se alerta de la insostenibilidad del constante aumento del gasto sanitario.
Solo la ingente publicidad de medicamentos en televisión ya hace pensar que algo no funciona y hasta qué punto debe la industria sanitaria estar sometida a las reglas generales de la economía de mercado, sistema de patentes, etc. A fin de cuentas la mayor parte de los científicos e investigadores médicos se forman y trabajan en instalaciones públicas (universidades, hospitales, centros de investigación, etc.).