el terremoto es el que viene en forma de hipoteca
Puede acabar afectando a su bolsillo que determinadas familias estadounidenses sean incapaces de hacer frente a sus cuotas mensuales de hipotecas? Todo es posible si los nervios están a flor de piel, como sucede ahora en los mercados financieros.
¿Pero cómo se ha producido el contagio al resto del mundo de lo que en un principio era tan sólo un problema local?
Como en casi todas las crisis de la historia, de mayor o menor entidad, el punto de partida ha sido la euforia. Pero lo curioso de esta ocasión es que la sobreconfianza no ha sido sobre las compañías de Internet ni sobre los tulipanes, sino sobre la capacidad de endeudamiento de las familias.
Burbuja... de deudas
El exceso de confianza de los ciudadanos era uno de los pilares que sostenía este negocio, ya que los hogares estaban dispuestos a meterse en una segunda hipoteca o pedir un crédito para irse de vacaciones aunque ya estuvieran muy endeudados sin considerar por tanto los riesgos que asumían.
Ello les hizo obviar que estaban comprando viviendas a unos precios desorbitados, que los tipos de interés tenían que subir porque estaban en niveles anormalmente bajos -desde junio de 2003 a junio de 2004 llegaron a estar en el 1 por ciento, mínimo de medio siglo, frente al 5,25 por ciento actual- y que la economía podría enfriarse tras el fuerte crecimiento de los últimos años, como en los trimestres recientes está sucediendo en EEUU.
De repente, en este país saltó la chispa que ha acabado provocando el incendio global. En el sector de hipotecas basura -aquellas concedidas a ciudadanos cuya situación financiera es incierta- los impagos aumentaron hasta el 13,77 por ciento. Es decir, que casi 14 de cada cien deudores no pueden seguir pagando.
Esta llamarada iluminó la conciencia de algunos inversores lo suficiente para darse cuenta de los excesos de los últimos años. Con tanta deuda, los consumidores habían estado llenando sus hogares de gasolina que ahora la chispa subprime podía prender.
Los temores se iban confirmando según se conocían nuevos casos de compañías de hipotecas basura en crisis, como NewCentury, uno de los gigantes, que se vio obligada a suspender pagos el 2 de abril.
Hasta entonces, de todos modos, era un problema aislado, pero todo cambió cuando se conoció el primer caso de un banco de Wall Street afectado por este virus.
Salta a la banca
Bear Stearns, el séptimo banco de inversión más grande de EEUU por capitalización, que ha dejado a los accionistas de dos de sus hedge funds sin un centavo después de realizar inversiones arriesgadas en este mercado. Es más, estos fondos se endeudaban para invertir en unos sofisticados activos que a su vez invertían en créditos, entre ellos hipotecarios.
La gama de estos productos creados con ingeniería financiera se conocen en la jerga con siglas como CDO, MBS o ABS. Todos se han visto castigados, a pesar de que su exposición a crédito sea a títulos de alta calidad, por el pánico desatado. Su valor en mercado se desplomó y ello llevó a varios fondos de inversión que invertían en ellos a registrar fuertes pérdidas.
La alarma definitiva
El ataque de nervios definitivo lo provocó la noche del miércoles el banco francés BNP Paribas, cuando anunció que congelaba el dinero que sus clientes tienen en tres de sus fondos de inversión, uno de los cuáles se comercializa en España.
El mercado de crédito, que ya estaba en crisis, se terminó de secar y los bancos dispararon el tipo de interés que exigen para prestar dinero a otros. ¿Y qué conlleva esto? Por sorprendente que parezcan, una subida del euribor, el índice hipotecario de referencia en la mayoría de hipotecas españolas. Aunque es verdad que los impactos de esta situación son más apreciables en los intereses a más corto plazo -el euribor a una semana ha repuntado 15 puntos básicos, hasta el 4,24 por ciento desde el martes hasta el jueves-, las repercusiones también se dejan notar en el euribor a doce meses.
Sube su ´hipoteca española´
Por el momento, éste ya se encuentra por encima del 4,6 por ciento. Si se mantiene en estos niveles, la media mensual, que es la que importa para las hipotecas, repuntará del 4,565 de julio a una horquilla comprendida entre el 4,6 y el 4,65 por ciento. Y este nivel, con respecto al de agosto de 2006, encarecería en 85 euros la cuota mensual de un crédito de 150.000 euros a 25 años.
Si esta tendencia continúa, al final ahogará la economía de las familias o, al menos, reducirá el consumo (menos salidas a cenar, menos cine, menos viajes), lo que derivaría en una caída de los beneficios empresariales, que podría traducirse en destrucción de puestos de empleo, y a su vez menos consumo y vuelta a empezar.
"Confío en que los bancos centrales, sobre todo la Fed estadounidense, sean capaces de impedir que la crisis en los mercados acabe afectando a la economía real", explica María Folqué, asesora de inversiones de Tressis. Una solución sería una bajada de tipos, pero algunas voces advierten de que crearía aún más alarma sobre el crecimiento económico, lo que retraería las inversiones y dañaría el consumo. Habrá que rezar a San Bernanke.