Ladrones en Sanchinarro/Las tablas: EL MUNDO
¿Por qué los nuevos barrios de Las Tablas y Sanchinarro están desprotegidos ante la plaga de robos?
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Los nuevos barrios, desprotegidos
Actualizado martes 16/10/2007 11:47 (CET)
LUIS F. DURÁN
MADRID.- Una plaga de robos rompe el bienestar de los nuevos barrios de Las Tablas y Sanchinarro. Los comercios, sobre todo, farmacias y bares, sufren atracos constantes. Tantos, que algunos establecimientos han decidido contratar vigilantes jurados, como es el caso de una farmacia en el número 22 de la calle de Príncipe Carlos en Sanchinarro. «Es que nos han atracado cuatro veces desde el verano. Como no hay policía recurrimos a la seguridad privada», dice la dueña.
Hay tanta desesperación que algunos comercios han cerrado pese a llevar sólo un año abiertos. Es el caso de una tienda de ropa, llamada Friki, en la calle de Pilos del Rey de Las Tablas.
Y hay comerciantes que incluso llegaron a dormir algún día en sus establecimientos. Antonio Corrochano decidió echar el colchón en su bar cada madrugada ante la oleada de robos sufridos. «Me rompieron el cristal en un asalto y decidí pasar las noches para evitar que me volvieran a robar», relata.
Vecinos y comerciantes vienen reclamando, sin éxito y desde hace meses, presencia policial a la Delegación de Gobierno. «Aquí los delincuentes tienen fácil robar porque saben que la Policía tarda en llegar», cuentan.
Además, estos dos nuevos barrios están partidos por la carretera de Burgos. Sanchinarro es competencia de la comisaría de Hortaleza y, en cambio, Las Tablas es demarcación de la comisaría del distrito de Fuencarral-El Pardo, el segundo de más extensión de la capital y el cuarto de mayor población.
«El problema es que desde que se avisa a la Policía hasta que llegan al barrio han pasado casi 30 minutos», se queja Andrés, otro de los comerciantes. La Delegación del Gobierno se ha comprometido a desplegar patrullas en la zona y en los próximos días recibirá a los vecinos.
También la Jefatura Superior de Policía está realizando un informe para dar respuesta a la alarma social creada. Asimismo, el Ayuntamiento de Madrid ha dispuesto desde hace una semana una patrulla permanente de la Policía Municipal en la zona de Las Tablas. «No era un espejismo, era un coche de la Policía», bromeaba Alejandro, el dueño de una tienda de ropa de Las Tablas que ha sufrido tres asaltos nocturnos: «Tengo alarma, cámara de seguridad y bolardos, pero les da igual».
Otros comerciantes cuentan con sutileza cómo averiguar si ha habido un robo. «Si ves por aquí a la Policía es que ha habido un asalto, si no, no vienen nunca».
La semana pasada, el bar Alto Tajo sufrió uno de los robos más espectaculares de este mes. «Nos metieron un coche a toda velocidad y nos destrozaron el bar», dice su dueño.
Antonio Corrochano, propietario de un restaurante, asegura que ha puesto todo tipo de alarmas y rejas. «No vale para nada tanta protección, siempre acaban robando, sobre todo de noche». «Estos barrios están tan desérticos que los cacos roban cuando y donde quieren», protesta el dueño de un bar de la calle de Santo Domingo de la Calzada. «A mí me han robado cuatro veces, vienen por las noches y se llevan el dinero de las máquinas. Encima saltó la alarma y un vecino se asomó, pero uno de los cacos le dijo que si llamaba a la Policía le quemaba toda la casa», cuenta.
Para todos los vecinos la solución pasa por la instalación de una comisaría o de unas dependencias policiales en la zona. Por ejemplo, sólo en las Tablas se prevé que vivirán unas 48.000 personas, más que en capitales de provincia como Soria y Teruel. «¿Tú te imaginas una ciudad como ésas sin Policía? ¿A que no?», comenta el dueño de una panadería que ha sufrido dos robos en seis meses.
Los negocios, agrupados en Astamón (Asociación de Comerciantes de Las Tablas y Montecarmelo), decidieron el año pasado recoger firmas para protestar por la inseguridad. A esta medida se unió también la Asociación de Vecinos Las Tablas.
Pepa Rodríguez, presidenta de los comerciantes, asegura que no pretenden alarmar pero los robos se producen a diario en la zona. «Llevamos peleando por este problema de los robos desde hace mucho tiempo. Hemos enviado cartas de queja a la Delegación del Gobierno, a la Junta Municipal y a la Policía Municipal», continúa Rodríguez. «Siempre nos dicen que están a nuestra disposición pero el caso es que nos mandan una patrulla una temporada y cuando dejamos de protestar la Policía desaparece».