Por supuesto. A ver, todos desearíamos que la educación y buena voluntad estuviera también en padres, madres, abuelos, tíos y hermanos mayores cuando hablamos de valores.
Que no se entorpezca el tráfico ni se aparque subido a la acera, que si alguien te obstaculiza la salida ¿cuatro minutos? tampoco montes en cólera, que seamos empáticos, y cívicos, que crucemos por donde se debe, que no nos colemos unos a otros, que respetemos las normas de circulación, que no tiremos las colillas al suelo y que recojamos las cacas de los perros, que respetemos a los ciclistas, que no tiremos el vidrio a la bolsa amarilla de casa si no en la suya propia, que respetemos turnos en las administraciones, que no increpemos a la cajera del Hipercor, que no aparquemos en las plazas de minusválidos (ayer precisamente se llevaba la grúa un coche que así lo había hecho en Príncipe Carlos), que paguemos nuestros impuestos, que seamos solidarios, que las güelitas no empujen para pillar los caramelos en la cabalgata, que no fumemos en el párking del supermercado, que respetemos las plantas y los animales, que acudamos a las urnas cuando se nos llama, que no usemos laca que dañe la capa de ozono, que no les demos a los niños patatas Pringels, que no saquemos los colores a las empresas a través de las redes sociales, que no pongamos la lavadora centrifugando a 1400 a partir de las 12 de la noche, que no tiremos residuos en el campo, que no tiremos las pilas a la papelera, que no pisemos por donde lo fregao y que seamos siempre amables con el portero.
Ojalá fuésemos como son (y espero que serán) nuestros hijos. Pero aquí el amigo está buscando (preguntando, informándose) por un cole nuevo, no por un mundo mejor.
Pero vamos… que de acuerdo estoy al 100%