Tengo que dar las gracias a mi vecino por aprovechar una noche tan calurosa para estar hasta la 1:40 de la mañana dando martillazos a no se qué que este haciendo. Me imagino que no habré sido el único en no pegar ojo gracias al calor y sobre todo a su amable martilleo. Por desgracia ha dejado de utilizar el martillo justo cuando tenía el teléfono en mano para llamar a la policía. Parece ser que el hecho de vivir en un chalet nos da a algunos permiso para hacer lo que se nos ponga ahí mismo y saltarse las más mínimas normas de convivencia y educación. Me han dado unas ganas terribles de llamar a su casa a las 6:30 cuando me he levantado, pero por desgracia no estoy seguro del número del paseo del dialogo que le pertenece y no era plan de molestar a otro vecino que no fuese el.