Hoy hemos sido víctimas de un nuevo acto vandálico en nuestro barrio. En concreto en la calle Marmolina, esquina con Campo de la Torre, en los contenedores de vidrio y cartón. Pero esta vez no eran cuatro chavales de quince años, sino que la suma de esos años se concetraban en un solo individuo. Sobre las 09:30 de la mañana se oía en la calle ruido de cristales rotos. Era él, el Vándalo Senil, que destornillador en mano, cual Sharon Stone en Instinto Básico, "apuñalaba" unos cristales apoyados en el contenedor de vidrio, que dicho sea de paso, ese no era su sitio. Cuando ha sido reprendido por su actitud por un vecino, lejos de amedrentarse, ha sacado redaños de no se sabe dónde y se ha encarado con él diciendo que tendrían que denunciar a la gente que deja toda la porquería junto a los contendores, y que volvería con una pala a recoger los cristales rotos, el blanco de su ira. Tengamos paciencia porque todavía no ha vuelto para cumplir su promesa, pero posiblemente sea porque el Vándalo Sexagenario no haya visto una pala en su puta vida.