Nos encontramos en el año 2019. A finales del 2016, tuve que alquilar a toda prisa por un problema de divorcio. Tienen un “contrato tipo” su “contrato tipo”. Es un documento extenso, que se contradice en muchas cláusulas. Ellos interpretan la que quieren. No quisieron cambiar ni una coma. No me dejaron ver el contrato antes, para poder acceder a ellos, tuve que pagar una fianza de 750 euros y una aval de 3000 euros. Todo lo que tenía, exceptuando 500 euros para comprar algo y amueblar lo mínimo. Ahí empezó mi calvario. Antes eran Hispana. Todos los posibles problemas pasaban por una página diseñada por ellos, ineficiente y complicada, práctimaente la de Fidere hoy. No puedo comunicar una deficiencia de la casa, porque en el contrato pone que lo arreglaré yo. Ellos, sólo desestiman o rehusan sistemáticamente mis peticiones o comentarios. Se niegan a darme el documento de IBI, que debo presentar en hacienda, se niegan a arreglar contadores que se encuentran fuera de mi domicilio… y así con todo. En el contrato dice que devolveré la casa pintada de color crema, y en todos sus escritos de internet, obligan a pintarlo de blanco. Creo que ahora lo dirigen unos sudamericanos que no tienen mucha idea del tema y tardan unos 10 día en contestar, dependiendo de lo que les digan los abogados. No tienen mucha altura, pero considero que abusan, amenazan, atropellan y se extralimitan en su condición de arrendadores. He vivido 3 años con miedo porque la seguridad no funciona, tres años intentado comunicar con ellos para exponerles consultas y ayuda…. pero es desesperante. Sus amenazas son constantes, sus ayudas inexistentes y tienen mi dinero.