Estamos viviendo unos tiempos muy convulsos y de mucha crispación en las llamadas Comunidades de Propietarios, por las que nos tenemos que regir obligatoriamente con una ley titulada Ley de Propiedad Horizontal (LPH), creada en julio del año 1960, es decir hace más de 63 años, y por muchas anulaciones, derogaciones o nuevos textos articulados, la citada ley se ha quedado obsoleta, y no se adapta a los nuevos tiempos en los que realmente vivimos en las mal llamadas comunidades de propietarios.
Sin extenderme en demasía, yo resido en la costa permanentemente, y no alquilo mi vivienda, otras muchas personas residen también permanentemente en edificios de grandes ciudades, y tanto los residentes fijos de ambas suposiciones, llevamos bastante tiempo sometidos a una “turificación” excesiva, por la cual muchísimos propietarios “no residentes” en las ubicaciones citadas anteriormente, se dedican al negocio lucrativo del alquiler, de sus propias viviendas, bien directamente, o bien a través de empresas que contratan para que exploten sus pisos. Consecuentemente, cada vez vamos siendo menos propietarios en estas ubicaciones, y podemos afirmar sin riesgo de equivocarnos, que vivimos en una jungla, en la que a veces es muy difícil llegar a un acuerdo normal, por mucho que se intente, con los suficientes obstáculos que la LPH nos impone, como es la de acudir al presidente (que la mayoría de veces no nos echa cuenta), al administrador (más de lo mismo), y para colmo, que acudamos a los juzgados (como para ir, encima te tiene que gastar el dinero). Y a todo esto podemos añadir que existen presidentes extranjeros, que residen en su país, que alquilan su vivienda, y que ni siquiera saben hablar nuestro idioma, pero claro la LPH, se lo permite, y cuando se celebra una junta general de propietarios, se las arreglan para salir elegido presidente, porque normalmente al administrador le interesa muchísimo, para hacer lo que le plazca alegremente, sin control alguno directo, con el patrimonio de la comunidad. Y señores, esta situación es intolerable, le pese a quienes les pese.
Hoy en día, se pueden observar muchos anuncios, en la que promotores de edificaciones de viviendas nuevas, alientan al comprador, a hacer una inversión rentable convirtiendo la compra de esa vivienda en un apartamento turístico o vacacional.
¿Qué ocurre? Pues que, en estas comunidades o edificios, quieran o no quieran, existe un foco de conflicto, y cada vez más, muy difícil de solucionar, con el añadido de la falta de seguridad, molestias, fiestas, etc. etc. al desconocerse la identidad de las personas que continuamente, entran y salen, ya que nadie voluntariamente facilita sus identidades, con aquellos propietarios que viven en ella.
Y sin otro ánimo de que seamos conscientes de esta preocupante realidad, cada vez más abrumadora, me declaro ser residente de una “Comunidad de NO propietarios”, y volver a reclamar a quienes corresponda, nos otorguen una serie de derechos que no tenemos, y nos niega la ley, para poder vivir legalmente, y con dignidad en una mal llamada comunidad de propietarios, con una LPH resbaladiza, y muy anticuada.
A ver quien es el guapo que le pone el cascabel al gato.