Ascensor a cota cero y persona dependiente

Carolinevega, ese elevador funciona y se utiliza cuando se necesita. El problema ha surgido a raíz de que una persona del séptimo piso reclama ascensor hasta dicha altura, cosa que no se hizo al construirse el edificio (finales de los cincuenta del siglo pasado) debido a que dichos séptimos tenían en realidad la categoría de buhardillas y desvanes, pero se vendieron como pisos. Sus inquilinos siempre exigieron que el ascensor llegase hasta ellos y no acabara en el sexto. La respuesta de la comunidad siempre ha sido la misma: si quieren ascensor, que se lo paguen ellos. Además, pretendían siempre pagar a porcentajes, con lo cual ellos abonarían una parte mínima de la obra. En la última reunión se propusieron dos opciones: o acometer sólo la subida hasta el séptimo o, ya puestos a realizar obra, aprovechar esa excusa para bajar el ascensor a cota cero. Por sólo un voto de diferencia, ganó esta segunda propuesta. Es decir, el motivo último de semejante "movida" es el deseo de una o dos personas de esos séptimos de lograr su ascensor caiga quien caiga, unido a la complacencia de una buena parte del resto por una obra que, suponiendo ciertamente una mejora, no es ni obligatoria ni prioritaria y sí muy cara y engorrosa.