Aquí hay dos cosas que no cuadran, y hay que decirlo con todas las letras. La vecina, por mucho que tenga las escrituras del patio, no puede ir por ahí tapiando ventanas como quien pone un ladrillo donde se le antoja. Si esa ventana estaba en los planos originales de su casa, como parece ser el caso, entonces Ud. tiene todo el derecho del mundo a que esté ahí, porque las cosas no se borran por capricho ni por la antigüedad de la comunidad. Los derechos son los derechos, y eso no se lo quita ni el tiempo ni una tapia improvisada.
Ahora bien, ella dice que esa ventana nunca estuvo en su patio, pero ahí es donde los papeles mandan. Si en los planos está dibujada y desde dentro de su casa se ve el hueco, es que siempre ha estado ahí. El problema no es suyo, sino de lo que hicieron mal en el pasado, cuando alguien debió vender ese patio sin mirar si había una ventana dando al mismo. Es más, es probable que cuando se hizo la escritura del patio, la ventana ya existiera, y a nadie se le ocurrió preguntar por ella. Pero eso no significa que Ud. pierda su derecho. Al revés, eso demuestra que el embrollo viene de antes.
Lo que ha hecho esta señora, tapar la ventana, es una manera burda de decir: Aquí mando yo, y me da igual lo que diga la lógica o la ley. Pero así no funcionan las cosas. Si la ventana estaba, ahí debe seguir. Y si el patio es suyo, pues que lo disfrute, pero sin bloquear los derechos que ya existían antes de que ella pusiera un pie allí.
¿Qué hacer ahora? Primero, revise todos los papeles, pero hágalo bien, que aquí no se trata de andar con suposiciones. Mire los planos originales, las escrituras de su vivienda y, si puede, consulte en el ayuntamiento o donde sea que guarden los registros. Segundo, hable con alguien que sepa del asunto, un experto en viviendas que le diga dónde está la razón. Y si todo apunta a que Ud. tiene derecho a su ventana, póngase firme. No hace falta ser agresivo, pero que quede claro que por mucho que se empapele un muro, los derechos no se borran.
Y si ella sigue con sus historias, pues entonces habrá que tirar de la ley, porque lo que no puede ser es que cada uno haga lo que le venga en gana sin respetar lo que está establecido.