AUNQUE NO ES EN NUESTRO CASO.... AHÍ VAN....
Las claves para decorar un loft
por Virginia Verdejo
Cada día está más de moda convertir un loft en una vivienda. Sin embargo, para habilitarlo es necesario tener presente algunos aspectos. Por lo tanto antes de lanzarte a comprar muebles y complementos, debes conocer algunas claves para decorarlo respetando el espíritu original de este espacio.
Los lofts son naves industriales, almacenes o talleres reformados para ser habitados. Este concepto de casa surgió en los años cincuenta en Estados Unidos. La escasez de viviendas convencionales en las zonas céntricas de ese país provocó que se vendiera cualquier espacio disponible, especialmente a profesionales del arte, de la decoración, de la moda o de la fotografía.
Para conseguir el aspecto loft no es necesario disponer de cientos de metros. Se puede recrear el espíritu original del loft con unas dimensiones más reducidas, siempre que se tengan claros algunos aspectos decorativos.
Características de los lofts
Además del carácter industrial, hay otros elementos estructurales que definen un loft:
• Estancias abiertas: pocas paredes interiores y los compartimentos imprescindibles, como el cuarto de baño.
• Techos altos: se respeta la altura original de la nave o almacén, aunque se puede sacar un altillo en alguna zona.
• Grandes ventanales: si es posible, se conservan los originales, en todo caso, siempre se busca la abundancia de luz natural.
• Instalaciones a la vista: tuberías, canalizaciones y conductos de aire acondicionado o calefacción por la superficie constituyen un valor añadido.
• Sobriedad en la decoración: debe primar la funcionalidad sobre la decoración, por lo que se eligen los muebles básicos, de líneas ligeras.
La decoración, un aspecto definitivo
Recrear un verdadero loft en un piso moderno no es sencillo, ya que las instalaciones y elementos estructurales son diferentes a los que se utilizaban antes. Por eso, con la decoración se consigue el espíritu industrial. Estas son las claves para acertar:
• Paredes: es preferible recuperar las originales, especialmente si son de piedra o ladrillo,
o intentar, al menos, conservar alguna. Si hay que revocarlas de nuevo, se puede optar
por el cemento visto o la pintura a la cal, que proporciona un aspecto más inacabado y por lo tanto dota al loft de una mayor amplitud. En cuanto a colores es mejor elegir blancos o grises, pero se puede aportar una nota espectacular pintando una sola pared de un color intenso y brillante, como negro, rojo o azul cobalto. Las paredes interiores que no sean imprescindibles se pueden sustituir por paneles deslizantes.
• Elementos estructurales: deben conservarse todas las columnas a la vista, mejor si son de hierro sin pintar o de madera. Nunca se recurrirá a falsos techos, y si los originales son de bovedillas o rasillón, se mantendrán vistos. Si se conservan los antiguos radiadores, estufas o conducciones de aire acondicionado, no deben camuflarse.
• Suelo: lo ideal es recuperar el pavimento original, especialmente si es de madera o de barro cocido. Si no es posible, lo adecuado es instalar una tarima de lamas anchas y largas o recurrir al suelo continuo de cemento teñido. En un loft nunca quedan bien las baldosas de gres o el parqué convencional.
• Cocina: se sitúa en un mismo ambiente que el salón, el comedor e, incluso, que la zona de trabajo. Los muebles apropiados son los modulares independientes, en forma de isla central, con acabado metálico. Los accesorios pueden combinar el acero inoxidable y el cristal.
• Mobiliario: de líneas sencillas, estética limpia y ordenada. Los sofás más apropiados son de cuero negro o de tejidos lisos, en colores neutros, nunca con tapicerías estampadas. El resto de muebles deben ser de madera, hierro o acero inoxidable, con alguna concesión al plástico. Pocos adornos y objetos decorativos, en todo caso, alguna pieza muy especial en un lugar destacado.