Yo me ceñiría primero a las propias calles, donde aparecen colillas, trozos de galletas y papeles que seguramente cayeron por accidente.
Es posible que seamos un poco despistados, porque cada pocos metros tenemos papeleras con sus huecos para colillas, y las galletas por ejemplo, debe ser algún menor sin hambre que gusta de lanzar cosas. Cosas del colegio y con mucha gracia.
Luego también es cierto que dado el relativo aislamiento de la zona corre bastante aire y pelusillas de plantas etc. Si os fijáis aparecen zonas de puertas prácticamente limpias y la de al lado totalmente guarra. ¿Será que el viento es caprichoso o que, dentro de ese respeto del que algunos son ejemplo ahorramos el recoger lo nuestro para con generosidad ofrecérselo al vecino?
Un ejemplo más.
Luego hay cosas inevitables y creo que para esas, hay una persona contratada que sinceramente, yo creo que a veces se da unos estupendos paseos por la urbanización que para mí los quisiera. El tema del regar es echar menos agua nada más.
Algo similar le ocurría a la socorrista de fin de semana (no la de entre semana) que hemos tenido este verano. Visto en persona a primeras horas, no limpiaba ni pasaba la redecilla cuando se veían submarinos o trozos de algún naufragio a flote, y dormitaba todo su horario acurrucada en su amaca bajo la sombrilla leyendo algún interesante libro de "Cómo hacer mejor tu trabajo", mientras niños y mayores molestábamos al resto de congregados haciendo bombas o lanzamiento libre del niño a distancia en la piscina con record incluído. Mientras, otros, no se atreven a ir con sus hijos, aún sin derecho de poder disfrutar de la piscina por tener menos de 5 años, no sea que le caiga algún angelito del cielo encima. Algo de estatutos debe ser... :)