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genomos
28/10/2007 11:31

Un Futuro No Muy Lejano

¿Cómo es la vida en Miramadrid?

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Hola, he aqui un ejemplo de lo que nos puede suceder ; un saludo a todos y animo que ya nos queda menos

Cita:
Lunes, 22 de octubre de 2007.

Queridos primos:

Hace ya bastante tiempo que no os escribo y he decidido que sea hoy, precisamente, cuando os dedique un ratito.

¿Cómo os va todo? Sé que bien. Bueno, aquí, en Miramadrid, donde vivimos desde hace ya dieciséis meses, la vida continúa siendo tranquila y apacible. La gente es amable y respetuosa ; no os alarméis por las noticias que salen en los medios de comunicación, pues tanto conflicto político no es palpable en la vida cotidiana. O quizá me lo parezca, debido a mi progresivo alejamiento de foros, periódicos, radio, televisión y chascarrillos varios, que, en ocasiones, no dejan ver la realidad que nos rodea. Desde luego que mi opinión, creencia e interés por la política ha continuado su declive iniciado a finales de la adolescencia, algo, por otra parte lógico e internacional. Muchos idealistas tuvimos que enfrentarnos a la realidad gris y superficial…

No divaguemos (demasiado)… Mi modesta casa al fin me resulta acogedora. Después de unos años de cambios de domicilio y cierta falta de estabilidad residencial por, como sabéis, motivos familiares, estoy consiguiendo perfilar vagamente lo que será mi pequeño agujero hobbit. Un rincón de paz, donde regresar tras la larga y dura jornada laboral, y encontrar los motivos que me hacen seguir adelante.

La época veraniega, la primavera en sí, son maravillosos por aquí. Me resulta increíble, con lo cerca que vivo de la gran ciudad, poder sacar a pasear a mi perro y, a cinco minutos de tranquilo paseo, encontrarme en mitad del campo florecido, con perdices huyendo despavoridas, conejos coleteando simpáticos y escuchar tan solo un rumor de coches allí, a lo lejos. Y maravillosas noches contemplando el cielo estrellado, sumido en una oscura nitidez a pesar de la bruma lumínica de las poblaciones cercanas. Un aroma a naturaleza me hincha entonces los pulmones hasta casi reventar, como un chute de oxígeno… ¡Cuánta naturaleza alrededor y cuántos parques integrados en el barrio! Y pensar que me crié en un suburbio saturado de gente, tráfico y ruido…

Aromas, aromas… Qué espléndido el verano, con sus risas infantiles y ruido de chicharras. Sin embargo comienza ahora a extenderse ese familiar olor a chimenea, a hogar, que me trae tantos recuerdos de mi feliz infancia, cuando visitaba a mis abuelos en el pueblo. Olor a leña quemada, la llegada del invierno, sentir el frío cortando gratamente el rostro al pasear la tarde que precede al crudo invierno. Sí, el invierno aquí es frío, el viento helador. El otoño lo predice. Se encienden los fuegos en los salones y desempolvamos ropa más abrigada. La noche se aproxima y es precisamente ahora cuando mi casa se me hace más acogedora: penetrar en ella y sentir la diferencia de temperatura. ¡Hm, qué sensación!

Mi niña pronto cumplirá un año. No sabe de grandes aglomeraciones, salvo la rutinaria compra semanal en el centro comercial. Aquí aún no disponemos de uno, así que cogemos el coche y nos desplazamos a cualquiera de las poblaciones adyacentes. Nos obliga el ritmo laboral, que no nos permite hacer la compra a diario, como a muchas parejas jóvenes en la actualidad.

No hemos conseguido plaza en la guardería. Es un poco decepcionante pero hay que ser positivo: así mi chiquinina será un poco más grande, y yo, supongo, sufriré algo menos al tener que dejarla por la mañana. Y de paso, como beneficio familiar, su abuela disfruta de ella a diario, que no todas las abuelas tienen esa posibilidad. Confío que el año que viene todo se resuelva satisfactoriamente. La guardería, seguramente, me quedará muy cerca de casa, a cinco minutos andando, circunstancia también positiva y envidiable.

En cuanto a los medios de transporte, bueno, continuo bajando en coche al metro y de ahí directamente al trabajo. Podría optar por el autobús, pero reconozco haberme vuelto algo comodón, aunque veo que cada vez pasan con más frecuencia. Como en todo desarrollo urbanístico, el establecimiento y/o la ampliación de infraestructuras y servicios es progresivo y siempre, siempre, es más lento que la evolución demográfica. Digamos que es una ley muy difícil de quebrantar, lamentablemente. Digamos que existen numerosos y complejos condicionantes políticos, sociales y económicos. No obstante no está de más solicitar esos servicios, esas infraestructuras, en la mayor parte ya previstas o proyectadas, para que no se queden en el olvido. Es necesario empujar para poder entrar, y tirar para seguir adelante. Los políticos, si de verdad son personas que trabajan por los ciudadanos, no deberían relajarse. No debería existir esa barrera entre ellos y nosotros, y sin embargo…

Hemos realizado pequeñas reformas en casa, como muchos por aquí. La estamos adaptando a nuestras necesidades (y posibilidades). De momento sólo nos falta alguna lámpara y algunas cortinas por colocar, hasta el próximo empujón. A ver si venís pronto y os enseñamos todo esto. A mí me resulta maravilloso, aunque esta opinión sólo se deba a que hoy me he levantado optimista. Sí, optimista a pesar de los políticos, de las continuas quejas de cierta parte de la población, de los problemas generales del municipio, de la comarca, del estado y del mundo entero, a pesar de los pesares, soy optimista. A pesar de las deudas, de los temores, de las deficiencias, soy optimista. Porque soy consciente de que puedo mejorar como persona, como marido, como padre, como hijo, como vecino, como trabajador, como ciudadano. Digamos también como narrador, pero es más difícil. Todos podemos mejorar un poquito para, llegado el momento, poder exigir al de al lado que también mejore, que corrija sus defectos, y, también, recibir y asumir las más que probables críticas en carne propia. Me queda mucho camino por andar, afortunadamente, y espero que sea en este pedacito de tierra que he tenido la fortuna de ocupar, pese a quien pese.

Nada más, espero que nos veamos pronto, a ser posible por aquí, para que comprobéis que apenas miento.

Un abrazo de vuestro primo.
 

Fin del hilo
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