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Una niña de 7 años, Cosmina, jugaba en el patio de un chalet de la localidad madrileña de Villalbilla mientras su madre trabajaba en el interior como empleada del hogar. La pequeña se entretenía con un perro cuando, por accidente, cayó a la piscina familiar. Alertada por una persona de avanzada edad que se hallaba junto a la piscina, la madre, presa del pánico e incapaz de sacar a Cosmina del agua, salió a la calle donde sus gritos pusieron en alerta a Braulio. Este bombero del Aeropuerto no dudó ni un momento, e instantes después buceaba en la piscina para sacar a la pequeña que yacía en el fondo ya sin respiración.
Una vez fuera del agua, Gallo realizó los ejercicios de reanimación hasta conseguir que la pequeña recuperara y mantuviera las constantes vitales, hasta la llegada de los servicios médicos de urgencias.
Como explica el suboficial jefe de la Guardia Civil de Anchuelo, en una carta una dirigida al director de Madrid-Barajas, "este servicio humanitario prestado nos da un gran ejemplo a todos los que servimos a la comunidad", pero "si bien este hecho pudiera haber sido realizado por cualquier otra persona, en muy contadas ocasiones, se hubieran producido conjuntamente las cualidades de determinación, profesionalidad técnica y altruismo reflejados" por nuestro compañero Braulio Gallo.