http://www.pysnnoticias.com/2013/02/12/cerca-de-madrid-millones-de-neumaticos-se-apilan-en-un-mirartedero-ilegal/
Cerca de Madrid, millones de neumáticos se apilan en un mirartedero ilegal
La inmensa mancha negra se extiende sobre diez hectáreas: enormemente cerca de la ciudad de Seseña, al sur de Madrid, millones de antiguos neumáticos se amontonan en un mirartedero ilegal, que trasforma el paisaje en una pesadilla medioambiental.
“El impacto visual es tremendo. El paisaje queda enteramente reseñado por esta mancha negra. Es muy raro que a cualquier persona que pase por la autopista de Andalucía no se le quede grabado este panorama”, opina Vicente García de Paredes, militante de la ONG española Ecologistas en Acción.
El mirartedero surgió en los años 1990 cuando una empresa instalada en campos privados empezó a conservar con mucha capacidad neumáticos, explica Carlos Velázquez, alcalde de Seseña, que heredó el enmarañamiento tras ser elegido en 2011.
Al principio, podía ser un depósito temporal, en aguarda que los neumáticos fuesen enviados a plantas de reciclaje. Pero, con los años, éstos se fueron acumulando, invadiendo una colina bajo una línea de alta tensión.
“La empresa no tenía licencia para depositarlos allí sine die”, dice Velázquez. no obstante, “los neumáticos exclusivamente ingresaban aunque no salían y así se fue formando un depósito”, agrega.
Proceden en su mayoría de estilos de turismo, aunque así mismo los hay de gigantescas proporciones, neumáticos de camión. Algunos están en suficiente buen estado, otros, inutilizables.
“Se calcula que hay entre 40.000 y 60.000 toneladas de neumáticos”, explica García.
En 2003, el mirartedero fue declarado ilegal por no respetar las normas medioambientales. A Partir de en este momento, políticos locales y ecologistas no cesan de dar la alarma sobre los peligros de este cementerio de caucho, fundamentalmente en caso de incendio.
Al pie de la colina se ubican los bloques de viviendas y los descampados de la zona residencial de Seseña, nacida, a las puertas de una zona industrial, del proyecto desmesurado de un promotor antes de transformarse en el emblema del naufragio inmobiliario de finales de los años 2000 en España.
Ciudad fantasma durante años, pese a que podía atraer a 40.000 habitantes, Seseña se va poblando ahora por pasos, a medida que los apartamentos ubican comprador a importes de saldo.
“Estamos a poco de 500 metros de una urbanización de 10.000 habitantes. El material es enormemente peligroso en cuanto a que es un combustible”, se alarma el ecologista. El neumático “una vez que prende en fuego es enormemente difícil apagarlo”, agrega el alcalde.
Los ecologistas reseñan así mismo que los pequeñísimos charcos que se forman en el interior de los neumáticos son propicios a la proliferación del mosquito tigre, vector de muchísimas enfermedades.
Desde 2003, el mirartedero se ha trasformado en un rompecabezas administrativo y judicial. La empresa que proporcionaba el depósito, demandada ante la justicia, abandonó el lugar y en 2010 una decisión judicial declaró los neumáticos “bienes dejados”, dejándolos a resolución del ayuntamiento.
Desde en este momento, nada ha cambiado. El lugar, protegido por un cerco metálico roto en algunos sitios, se convirtió en un paraíso para los conejos. Acompañado por un perro, un guardia municipal vigila la ingresada.
“Han pasado diez años. Nos hallamos a la aguarda de que las administraciones autorizadas procedan a retirar este material porque tienen autorización”, demanda García.
Velázquez, por su parte, asegura que la solución está cerca: asegura haber recibido muchas iniciativas en el marco de una licitación municipal. En conclusión el ayuntamiento firmó en 2012 un contrato con una empresa basada en Senegal, que tiene de tres años para vaciar el lugar.
Los trabajos debieran comenzar “en abril o mayo”, asevera. Los neumáticos serán triturados en el mismo mirartedero antes de enviarlos a plantas de reciclaje.
Así, obtendrán servir de materia prima para diversos revestimientos, carreteras, pistas deportivas o campos de video juego para niños, por dechado.