Gracias por el ofrecimiento, lo pensaré, aunque eso supondría perder la emoción de no saber dónde vas a aparcar cada día, en el descampado, en el quinto pinto, al final de la calle de enfrente... o de hacer el buitre cuando uno se va.
El otro día yo también llamé a la policía, ya que toda la calle estaba llena de coches en doble fila, amen de los del carril prohibido y ya el colmo es que había una furgoneta en cada esquina y un camionero tapaba el único hueco libre que había. Era poco quemarles el coche a todos.
Bueno, pues menos mal que no era cuestión de vida o muerte porque a mí nadie me cogio el teléfono, a pesar de que llamé 4 veces.