A las pruebas de la sentencia del tribunal de derechos humanos de Estrasburgo me remito, para ratificarme en mi opinión de que no tenemos ni voz ni voto en el panorama internacional. Hemos perdido la soberanía en política económica, y ahora, se ríen de las victimas ninguneando al poder judicial español.
Estas togas de la vergüenza que dicen defender los derechos humanos, ¿ han valorado los derechos de los vilmente asesinados ? ¿ Qué mejor derecho humano tienen estos asesinos que seguir viviendo ? Este derecho fue arrebato a todas sus victimas y no pueden acogerse a ninguna ley para defenderse.
Aplicar justicia es restituir en lo posible el quebranto, daño o escarnio producido a las victimas. No siendo posible devolver la vida a quienes se las arrebataron cobardemente ( niños, mujeres hombres ) , todos ellos indefensos ante el gatillo de la pistola de estos miserables que dicen matar en nombre de una causa.
A todos esos jueces del tribunal de derechos humanos de Estrasburgo, y a todos los miserables que apoyan esta sentencia, sólo les deseo una cosa, que un hijo, padre o hermano, les sea asesinado por terroristas, y que después dictaran sentencia defendiendo los derechos humanos de sus ejecutores.
Algunos dirán, que esto es venganza. Se equivocan, la venganza es producir el mismo daño o dolor que ellos han producido a sus victimas. La venganza sería, si tú me matas un hijo, yo te mato al tuyo, esto es venganza. Cumplir una sentencia de 3.000 años y cumplir 30 ( lo máximo sin aplicar la doctrina Parot ), lejos de aplicar justicia que restituya el daño, lesiona a los familiares de las víctimas y traiciona a los muertos que fueron asesinados arrebatándoles su mayor derecho, el de la vida . !! ESTOS SON LOS DERECHOS HUMANOS ¡!!
Ningún país con peso internacional haría caso a esta sentencia del tribunal de Estrasburgo. También es verdad, que esta sentencia no hubiese sido la misma, si el país concernido, hubiese sido uno de los poderosos económicamente y militarmente. Ya existe un precedente cuando gobernaba la primera ministra Margaret Thatcher, y en este caso, la sentencia fue a favor de la adopción de la medidas judiciales de los legisladores británicos.