Me dejaste pensando ayer sobre tu parlamento del muro de las lamentaciones
¿Por qué?
Querría saber el motivo que movió el argumento
¿No te has dado cuenta que basta una solución para que se vean mil problemas nuevos? Como si mil ojos de búhos escudriñaran. Como si las soluciones a los problemas añejos fueran milagros hacerlos
¡Eso es ilusión y alegría! También sería un milagro que el egoísta español sacarlo a trabajar en solventar los problemas en los que él sólo se ha metido
¿A que te refieres?
¡pensemos! Nos lamentamos que no tenemos piscinas y venimos a un desierto de montaña a mil metros sobre el nivel del mar ¿está claro?; de que las calles son de tierra y hemos elegido vivir así; de la falta de farolas y elegimos aislarnos al monte; de la falta de esto y aquello y que venga Dios a hacer; No pagamos los gastos que hacemos y exigimos lo imposible
Verdad que la mayor de las veces, quien más grita debería callar y que, por no avergonzar, por ser correctos no acusamos al que se queja?
Exigir es bueno, como lo es colaborar teniendo todo medida
El resto para mañana, adiós Javier, adiós Pedro,
Se subieron al coche y no pude oír más para contároslo