¿Cuando y por qué contratar a un auditor de cuenta
¿Qué es la auditoría de cuentas y cuál es su importancia?
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La auditoria de cuentas es en España, como en otros países, obligatoria para determinados niveles de empresa, legalmente regulados desde hace poco más de una década. Pero la auditoria de cuentas ya viene de muy atrás. Los auditores tenemos una larga trayectoria de ayuda a las empresas en todo el mundo.
Si bien sus orígenes y mayor desarrollo suelen asociarse más al mundo anglosajón, la Europa latina tiene ya una larga trayectoria en esta materia. Pero ¿qué es la auditoria de cuentas? La Ley 19/1988, de 22 de julio la define como "la actividad consistente en la revisión y verificación de documentos contables, siempre que aquella tenga por objeto la emisión de un informe que pueda tener efectos frente a terceros"
Como vemos se caracteriza por:
·Ser un trabajo de revisión, análisis, verificación y examen de documentación de naturaleza contable.
·Emisión de un Informe
·Con efectos frente a terceros
Esto convierte a un auditor en una especie de "fedatario público" de que las Cuentas Anuales están "bien". Y ¿esto que significa? Pues que cuando el auditor emite un informe denominado "limpio" está indicando que "en su opinión profesional" dichas cuentas "presentan razonablemente la imagen fiel..." El auditor, por tanto, no "certifica" nada. Da una opinión profesional o, mejor dicho, su mejor opinión profesional sobre dichas cuentas anuales auditadas. Y manifiesta que "razonablemente", es decir que no con exactitud matemática sino con un cierto nivel de aproximación, dichas cuentas anuales son fiel reflejo de la verdadera situación económico- patrimonial de la empresa auditada y de los resultados alcanzados.
Por tanto, el auditor no es un contable ni un revisor de la contabilidad que analizando el cien por cien de la documentación contable, diese su veredicto u opinión final. No es así. El auditor utiliza procedimientos de auditoria basados en el muestreo. Además esas muestras analizadas no son, por lo general, excesivamente amplias. Solo es así cuando la situación del control interno y de su contabilidad lo requiera. Por tanto, no se trata de que las cuentas anuales estén completamente exentas y limpias de errores o irregularidades, sino de que estos no rebasen determinados límites de "tolerancia". El informe puede ser, también, con "salvedades", es decir, con determinadas limitaciones encontradas o cuestiones parciales que no son correctas, pero que no impiden que el resto de las Cuentas esté bien.
Por otra parte, el auditor no es un investigador, al estilo de Sherlock Holmes, que rastrease minuciosamente todos los vericuetos de la vida económico- financiera de la empresa, en busca de fraudes, robos y operaciones irregulares. Si se las encuentra en su camino, tratará de llegar hasta el final y ponerlas completamente en claro. Pero sus métodos de trabajo no están diseñados para esa finalidad específica. Lo que sucede es que estos métodos permiten que, en la mayoría de los casos en que esas situaciones irregulares se produzcan, serán detectadas por el trabajo del auditor.
Las clave está en que el trabajo del auditor hay que verlo en positivo, como una ayuda en la clarificación de la documentación contable y un espaldarazo que les dé, ante terceros, una mayor fiabilidad y garantía. Además, el auditor aconseja y ayuda a la empresa en el correcto tratamiento contable de muchas situaciones que puedan producirse.
Es, en consecuencia, el auditor una ayuda más a la empresa y nunca un frio fiscalizador de las cifras contables elaboradas por aquella. El contrato habitual de varios años permite, además, un mejor conocimiento de la problemática de la empresa auditada y de sus circunstancias.
Y aparte de todo lo anterior, el profesional de la auditoria, en su faceta como tal auditor, puede realizar otra serie de actuaciones diferentes a la indicada. Así puede desarrollar toda clase de revisiones contables de áreas concretas de la contabilidad o de la actividad económica de la empresa. Puede actuar como "experto independiente" siguiendo ésta figura creada por la última reforma mercantil implantada en nuestro país al inicio de los años noventa. El Registro Mercantil, los Juzgados o las propias empresas pueden designar auditores para diversos trabajos que, con cierta frecuencia, deben afrontar. Y, finalmente, el auditor es un buen profesional para la auditoria de gestión o para ayudar a implantar un buen nivel de control interno.
A continuación se exponen algunas cuestiones que pueden ayudar a conocer mejor el trabajo del Auditor:
1.El Auditor de cuentas tiene una buena preparación y formación. Para el acceso a esta profesión tuvo necesidad de alcanzarla a través de cursos y exámenes específicos, unida a una experiencia práctica determinada. La mayoría son licenciados y diplomados en Económicas y Empresariales o Titulados Mercantiles.
2.El Auditor no realiza su trabajo con mentalidad fiscalizadora, lupa en mano, para ver qué "caza" y "quien es el culpable". Todo lo contrario. Como experto profesional, sigue la documentación contable de la empresa de acuerdo con una determinada técnica y evalúa los errores o irregularidades que pueda encontrar, para ver el impacto que estos puedan tener en las Cuentas Anuales.
3.El Auditor pone en conocimiento de la empresa las deficiencias y errores que encuentre. Las deficiencias o debilidades del control interno, lo que podríamos llamar "fallos o lagunas" del sistema empleado por la empresa, se las indica a la Gerencia. Los errores e irregularidades de la contabilidad, si son de cierta importancia (significativo o materiales en el argot profesional), le llevan a proponer ajustes y reclasificaciones a dicha contabilidad. Si la empresa los acepta y hace suyos habrá solucionado "los fallos" y "las deficiencias" y presentará unas Cuentas Anuales correctas.
4.No confunda al Auditor con un Inspector de Hacienda. Por favor, ¡existen notables diferencias!! El Auditor va a prestarle un servicio profesional. No inspecciona. Eso sí, dentro del marco de un profesional independiente de la empresa.
5.En el Auditor puede y debe confiar. Está sujeto al secreto profesional en forma estricta. Y eso le impide hacer uso de sus conocimientos de una empresa para otras finalidades externas a ella. Su relación es directa y única con su cliente, la empresa auditada. Es el cliente el que hará el uso que quiera de la auditoria y es el único que puede autorizar a un tercero para acceder a los papeles de trabajo de su auditoria.
6.No piense que el Auditor no sabe nada de su empresa ni su sector. Todos los auditores escuchamos de muchos de nuestros clientes aquello de "es que mi empresa es completamente diferente" o "este sector es distinto a todos los demás". Quienes están al frente de una empresa a auditar saben todo de ella y de su sector, más que el Auditor por lo general. Pero eso es referido a los aspectos de proceso o actividad de la empresa. En lo que es la gestión y, en concreto, el área económica y administrativa el Auditor tiene un amplio conocimiento, derivado de su formación y experiencia profesional.
7.La auditoria y los demás trabajos relacionados con ella que puede realizar el Auditor no se deben afrontar solamente por imperativo legal. Por obligación e imposición de la normativa mercantil. Puede ser voluntaria. Esta es una práctica seguida por muchas empresas que se auditan para garantizar que sus Cuentas Anuales y su información contable son correctas. Esto genera confianza a la dirección y permite corregir disfunciones, fallos o deficiencias. También sirve de formación al personal que interviene en su elaboración.
8.No dé siempre la razón por sistema a sus empleados o colaboradores en la gestión de la empresa, frente a las opiniones o informes del Auditor. Evite ese enfrentamiento sistemático. Piense que los suyos pueden estar equivocados o quieren mantener su criterio a toda costa. O sencillamente tienen miedo a lo que puede decir el Auditor.
9.El Auditor no debe generar "miedo" ni "temor" en los empleados. Respeto sí, pero unida a la confianza. Este es el caso general. Si alguien hubiese cometido alguna "tropelía" es lógico que no esté tranquilo.
10.No escoja al Auditor tan solo por una cuestión de precio. ¡El de presupuesto más bajo!. Debe analizar otros aspectos tales como alcance de la propuesta, prestigio del auditor o la firma, experiencia que pueda tener, referencias que tenga de él o de los trabajos realizados, planificación temporal que presente. Elegir tan solo por el precio, como en otros órdenes de la vida, puede ser un error. El Auditor necesita tiempo para hacer completo y bien su trabajo. Y el tiempo, las horas, tienen un coste acorde con la categoría profesional del Auditor. Por tanto, las "gangas" no son normalmente posibles.
El ratio medio por hora aplicado por los auditores es de 55 a 75 euros. Sin embargo, a mayor experiencia del equipo de trabajo de auditoría, aunque el ratio inicial sea más elevado, lógicamente serán necesarias menos horas, y por lo tanto el coste final se puede llegar a reducir significativamente.