Nuestra lista de fallos tenía más letras que el Larousse, nos faltó espacio en los folios, muchos como los que habeis descrito y algunos más: sin armarios en los baños ; habitaciones sin puertas ; la escalera sin pintar ; las tazas sin tapa ; la cabina de hidromasaje sin terminar de montar ; la tarima con "zarpazos" más que arañazos ; tejas rotas ; el almacen cerrado porque tenían, parece ser, materiales ; un frigo en la habitación-trastero... Cosas "justificables", entiendanse las comillas, y cosas que clamaban al cielo. Personalmente, hubiese preferido no haberlo visitado aún y hacerlo en su momento, pero Almudena nos comentó, al vernos, sobre todo a mí, al borde del ataque de nervios y más mosqueados que unas monas, que estuviesemos tranquilos, que estaban sin rematar y que iban a estar ellos pendientes y apretando a la constructora para que quedasen perfectos. También comentó (suspiro de alivio) que ellos quitarán el Pladur famoso. Pediré por ello a la providencia una buena dosis de esa fe y esperanza que perdí en mi anterior vivienda por estos "defectillos" que tras más de dos años de insistencia quedaron sin solucionar. Reconozco, sin embargo, que el talante de aquellos y de estos no tiene nada que ver, y que nuestra futura vivienda me ha encantado, lo que no sucedió entonces. Esperemos, insisto, que todo vaya bien.