NOTICIA PUBLICADA EN "EL CONFIDENCIAL" 29 de Junio de 2007
"Otra voz más contra la instalación de antenas de móviles
Antenas móviles
A día de hoy (y ya ha llovido lo suyo) no hay manera de saber con certeza si las antenas de telefonía móvil fastidian la salud o no. Y tampoco hay manera de que el Ministerio de Sanidad ponga en marcha una investigación seria sobre el asunto. Se ve que no quiere meterse en problemas, no vaya a ser que los estudios terminen dando la razón a quienes llevan años advirtiendo que las dichosas antenas son malas para el organismo humano y la señora Salgado se vea obligada a prohibirlas.
Mientras tanto, el jefe de la Sección de Investigación en Salud Pública del Hospital Universitario La Fe de Valencia, el doctor Claudio Gómez Perretta, asegura que la exposición a microondas de telefonía móvil de intensidad muy baja incrementa "significativa y considerablemente" el padecimiento de fatiga, la tendencia depresiva, los desórdenes del sueño y de la piel, los problemas cardiovasculares, las dificultades de concentración y la pérdida de apetito.
¿Qué pasa con este médico? ¿Acaso dice barbaridades? ¿Investiga mal? ¿No sabe interpretar los estudios que se trae entre manos? Perretta, doctor y licenciado en Ciencias Químicas, dijo lo que dijo en la Facultad de Psicología de Santiago de Compostela. Allí dio a conocer los resultados de un estudio epidemiológico sobre la exposición crónica de radiofrecuencias que emiten las estaciones base de telefonía móvil, esas que lucen en los tejados de los edificios pese a que la OMS recomiendan no instalarlas a menos de un kilómetro de lugares habitados.
Según rezan los resultados de la prueba (en la que participaron hombres y mujeres de entre 14 y 81 años), la exposición a las microondas de grado intermedio produce náuseas, vértigo, cefaleas, problemas de audición, irritabilidad y alteraciones visuales y de marcha. En estos casos, lo más sensato sería, como mínimo, aplicar el llamado ´principio de precaución´, algo que en este país parecen no entender las administraciones, empezando por el propio Gobierno. Es decir, en caso de duda el sentido común dicta que no hay que instalar tales antenas . No vayan a estar relacionadas con males peores que los expuestos por el científico valenciano. Y eso que él no es el único que dice lo que dice"