Oh mierda, pequeña gran mierda,
allá donde ponga la vista,
me obsequias con tu presencia.
En calzadas, en aceras,
en parques, o en las laderas,
concentradas, o en hileras.
Oh mierda, pequeña gran mierda,
no importa de donde vengas
ni tampoco lo que pretendas.
No nos gusta tu presencia,
seas muestra de poco civismo,
o fruto de la incontinencia.
Se me acaba la paciencia,
de verte donde no corresponde,
de esquivarte, y de pisarte ;
sirva el ripio de advertencia:
De las que sepa su procedencia,
a sus dueños en buzones,
- si hace falta por cojones -
retornare con diligencia.