Aquí hay alguien/alguienes que debe tener el dedo muy ligero a la hora de abrir las puertas de la urbanización a cualquiera.
El otro día me vino un fulano de una eléctrica, decía, a ofrecerme un descuento por llevar diez años con su compañía. No debía saber que la urbanización no es tan vieja.
Hoy me han venido otros fulanos, a venderme a su personaje imaginario. Encima lo hacían en compañía de un niño de no más de cuatro años, lo cual debe de ser ilegal además de vergonzoso.
Y cada día decenas de correos comerciales o lo que se tercie. Que digo yo que el que les abre no le debe preocupar mucho de que puedan meterse en su casa hasta la puerta. Y el problema no son los que legítimamente estén haciendo su trabajo, sino el que mienta para colarse y hacer una estafa, engañar a incautos o algo peor.
¿A alguien se le ocurre alguna solución?