LA CRISIS DEL CORONAVIRUS
Una residencia madrileña con 11 muertos por covid dejó que el virus se expandiera durante días
Dos trabajadores dieron positivo el 7 de enero pero el geriátrico continuó con su actividad ordinaria, ignorando el protocolo de prevención
SANTI BURGOS
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FERNANDO PEINADO
Madrid - 29 ENE 2021 - 19:43 CET
Una residencia madrileña donde han muerto 11 personas por covid-19 se saltó el protocolo de aislamiento y cribado, permitiendo de este modo la rápida expansión del virus, según ha sabido EL PAÍS. La residencia Vigor, en Becerril de la Sierra, supo que dos trabajadores dieron positivo el jueves 7 de enero, pero en lugar de aislar a los contactos estrechos y hacer tests, prosiguió con su actividad normal. Al día siguiente las enfermeras de la Cruz Roja inyectaron la primera dosis en el centro, una vacunación que debería haberse suspendido.
La directora de la residencia, Mónica Antón, dice que no se adoptaron medidas hasta el domingo 17 de enero, cuando los mayores comenzaron a enfermar. “Es entonces cuando comienza el brote”, asegura ella a este periódico. Pero las normas de la Comunidad de Madrid son claras y consideran que la detección de un solo caso en una residencia de mayores debe ser considerada un brote y conlleva una actuación urgente. Cuando Antón reacciona es demasiado tarde. De inmediato la residencia debería haber aislado a las personas que habían tenido contacto estrecho con los trabajadores enfermos, según la Guía de medidas frente a la infección en centros sociosanitarios de la Comunidad de Madrid. También debería haber hecho la prueba de antígenos a residentes y trabajadores.
En su lugar, el viernes 8 la Cruz Roja visitó el centro para inyectar la primera dosis de la vacuna de Pfizer. Según el secretario de Cruz Roja en Madrid, Gabriel Sánchez, nadie les informó de que en la residencia se había producido un brote. “De acuerdo al protocolo marcado por las autoridades sanitarias cuando existe un brote en una residencia no se vacuna”, dice Sánchez. La primera dosis de la vacuna no sirve para conseguir la inmunidad. Para ello, son necesarias dos dosis y un período de espera de una semana más.
La lenta reacción supuso que el virus contagiase a 65 personas, casi la totalidad del centro. Resultaron enfermos 48 mayores y 17 trabajadores, según la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que este viernes ha dado la noticia del brote durante la rueda de prensa semanal sobre la situación de la pandemia. Cuatro pacientes se encuentran ingresados en el hospital de Collado Villalba, dos en estado crítico. Los residentes que han resultado enfermos leves o asintomáticos siguen en cuarentena en sus habitaciones de la residencia.
Vigor es una residencia privada de 51 plazas enclavada en la Sierra de Guadarrama, 50 kilómetros al noroeste de Madrid capital. La residencia es un edificio de dos plantas en una tranquila calle residencial de Becerril de la Sierra (5.875 habitantes). Se había librado del virus en la primera ola gracias en parte a su ubicación. El virus se coló en casi todos los geriátricos de la capital y el área metropolitana durante la primavera, pero dejó a salvo a muchas residencias de mayores de la sierra y áreas rurales de Madrid.
Los brotes más mortíferos en la segunda ola en Madrid se han producido en residencias que se libraron del virus en la primera ola, ya que sus residentes aún no tenían anticuerpos. “Hay brotes en centros con inmunidad baja y alta, si bien los brotes numerosos suelen ocurrir en centros con baja inmunidad”, le dice a este periódico el director general de coordinación sociosanitaria, Javier Martínez Peromingo.
La Consejería de Sanidad de la Comunidad está investigando el origen del brote y una primera hipótesis apunta a que se trate de la cepa británica. Sus responsables no han dicho en la rueda de prensa nada de si la residencia incumplió las normas de prevención. Preguntado por este periódico, un portavoz de la Consejería de Sanidad ha confirmado que el aviso a las autoridades de Salud Pública regionales se produjo el domingo 17.
“Antes, el 13 de enero, iniciaron síntomas algunos residentes que en la residencia relacionaron con posibles efectos secundarios de la vacuna”, dice este portavoz.
La directora de la residencia ha asegurado este viernes ante un grupo de periodistas congregados a las puertas del centro que ha cumplido con las normas y ha informado a su debido tiempo a la Dirección General de Salud Pública, las familias, la Guardia Civil y el Ayuntamiento de Becerril de la Sierra. Sin embargo, fuentes del Ayuntamiento aseguran a este periódico que se han enterado este viernes por la prensa del brote mortífero.
La directora ha subrayado que su centro ha esquivado al virus durante casi toda la pandemia. “Nosotros seguimos guardando las medidas de seguridad, los protocolos de la Comunidad de Madrid. En diez meses no hemos tenido ningún caso”, ha dicho.
Durante esa comparecencia ante la prensa Antón ha explicado que el jueves 7 dos trabajadores de su centro que tenían síntomas de la enfermedad se hicieron en sus centros de salud una prueba de antígenos que dio positivo. Preguntada, ha respondido que después de esa noticia no se hizo prueba a nadie en el centro. “No se les testa, no. Se da por hecho que no están contagiados porque no tienen sintomatología”, ha explicado.
En una conversación posterior con este periódico, Antón dice que el mismo día 7 reportó los contagios de sus trabajadores en la aplicación digital creada por la Comunidad de Madrid para hacer seguimiento epidemiológico de las residencias.
El brote en la residencia Vigor se produjo justo después de las fiestas navideñas, un período de reuniones sociales que ha disparado los contagios. Becerril de la Sierra tiene una incidencia muy alta de 2.117 casos confirmados por 100.000 habitantes en los últimos 14 días.
Vigor estaba a punto de ver la luz al final del túnel. Después de un año trágico habían esquivado al virus y este viernes hubieran recibido la segunda dosis de la vacuna y en unos días se hubieran convertido en una burbuja segura.