Pasa que en un alarde de caradura y abuso de poder los señores vicepresidente y presidenta, propietarios ambos de un bajo y que casualmente no estaban de acuerdo con el modelo elegido en la votación, decidieron porque ellos lo valen pasarse por el forro el resultado de la votación democrática de los asistentes a la reunión y anular el resultado de la misma.
El resultado es que a día de hoy no hay ni siquiera prevista otra reunión en la que decidir qué hacer, y el tiempo pasa sin rejas y con cada vez más movimiento en los alrededores. Claro que, ¿para qué votar otra vez si ya se votó? ¿no será mejor que cada uno haga lo que le de la gana? si estos señores se saltan los acuerdos a la torera, ¿por qué los demás no pueden hacerlo también?
En cualquier caso ya sabéis: si vais a votar algo que no gusta a los señoritos, mejor ni lo intentéis. Ya se han cascado una cacicada, total por otra más no se les va a caer la cara de vergüenza...