Llevas razón en eso, se deberían programar más tarde y, de paso, los viernes, porque son reuniones maratorianas que duran tres y cuatro horas.
Lo único claro que saqué fue el mensaje de una camiseta de un vecino -¿@ dónde vamos?, ponía, que en medio de tanto trasiego y múltiple votación me hizo relajarme un poco.
No sé cuantas votaciones se hicieron, porque no las conté, pero creo que fueron más de diez. Aquello, aparte del calor, era insufrible.
Que si pongo la garita aqui, que si alli no que está debajo de mi ventana, que si pongo más cesped, que si aquel ya hizo lo que le salió de los genitales e instaló el aire donde le dio la gana. De cualquier forma, entre el público, se distingue un grupo de gente educada y con un buen lenguaje, y otros tantos que son unos pequeños marrulleros. De todo hay en la viña del señor.