Ya lo creo. Con razón me defendí como gato panza arriba cuando el debate aquel de la seguridad. O aquel otro del gimnasio. Falsos debates. Porque el bienestar y la calidad de vida a la que podemos aspirar en la finca depende sólo de nosotros. De la manera en la que seamos capaces de organizarnos y convivir. Pero ya tengo una propuesta: podemos utilizar el local de la comunidad para montar una escuela, una escuela de vecinos ; aunque, en confianza, quien va tirando escombros en mitad de la calle y alfombra de colillas la zona de los accesos interiores lo que necesita es ir a la otra, a la escuela de verdad.