En descargo de Paz (la funcionaria que me ha atendido), he de contaros que ha sido francamente amable e incluso al ver mi cara cuando me ha dicho la posible fecha de entrega, se ha preocupado de preguntarme si me corría prisa ir a vivir alli... evidentemente, como a casi todos los demás, me ha explicado que ellos están hasta arriba de trabajo y que cada persona lleva un proceso distinto. En definitiva todo es cuestión de personal (de su falta claro) y en definitiva los culpables, como siempre, nunca suelen ser los que dan la cara, sino los que dirigen desde sus amplios y confortables despachos todo el tinglado, pero claro a Sigfrido le va bien que no se junten las promociones para entregar una a una y así chupar de foto y canapés. Los demás, es decir los que parece que agradecidos reverenciamos su magnánima bondad al concedernos una vivienda, pues eso, a sonreirle el día en que por fín nos den la vivienda.