Los resaltos, una salvajada de algunos alcaldes
En Ciempozuelos, como en tantos otros pueblos de España, han proliferado los resaltos en la calzada, como un método eficaz para reducir la velocidad del tráfico en el casco urbano. Sin duda, es una medida efectiva, pero también polémica, ya que puede que tenga más inconvenientes que ventajas, sobre todo, si las cosas no se hacen bien y los resaltos tienen unas dimensiones o una geometría inadecuada, se prodigan más de la cuenta, o se ponen en lugares donde son poco necesarios.
Si los resaltos en la calzada no se diseñan y construyen de forma correcta, es posible que aunque el conductor respete la velocidad indicada en la señalización de la calzada, se produzcan daños graves en el vehículo o incluso accidentes. Pero al margen de lo anterior, debería quedar claro para los ediles españoles que aunque los resaltos sean una medida efectiva, no se debería recurrir a ellos nada más que en casos de extrema necesidad, tal como se establece en la literatura técnica de carreteras y en base a ello, deberían considerar otras alternativas menos peligrosas y molestas para los usuarios, como las que se enumeran en esta interesante página del Departamento de Transportes de los EEUU.
Pensemos que los resaltos también son un serio problema para los vehículos de emergencia y que a la larga, aunque estén bien diseñados, siempre acaban dañando los amortiguadores, elemento fundamental para la estabilidad y seguridad del vehículo en situaciones críticas. Por lo que la seguridad que dan por un lado, la quitan por el otro, afectando a la seguridad activa de un elevado porcentaje de los vehículos.
También es un contrasentido que se pongan resaltos en las vías de acceso a los hospitales, como ha ocurrido en Aranjuez en los accesos al nuevo Hospital del Tajo. Solamente tenemos que pensar en una ambulancia con un politraumatizado, para darnos cuenta del riesgo que supone este tipo de dispositivos para la integridad física del herido, que puede llegar perder la vida o quedar paralítico por un movimiento brusco del vehículo que lo traslada. Por ello, es fácil encontrar quejas y preocupación por la proliferación sin control de estos dispositivos en foros especializados en emergencias, que son frecuentados por conductores de ambulancias, coches de bomberos y policía.